El buzón de mensajes del teléfono del Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, la principal necrópolis de Madrid, está lleno. Es la prueba del colapso que sufre el sistema funerario en la comunidad española más afectada por la crisis del coronavirus, que suma más de 24.090 casos confirmados y más de 3.300 fallecidos por el virus.
El elevado número de muertes en la región está obligando a las funerarias a trasladar a los fallecidos a otras comunidades para proceder a la cremación, y aliviar así la presión de los servicios funerarios madrileños. Varias funerarias privadas consultadas por laSexta así lo confirman.
"Lo normal es que cuando una persona muere en 24 horas esté todo listo, pero ahora no damos a basto", explican desde una funeraria del sur de Madrid, que asegura que los crematorios de la Comunidad de Madrid tienen listas de espera que alcanzan los 15 días.
Por ello, se les da a los familiares de la persona fallecida la opción del traslado a otra comunidad. "Estamos en contacto entre las funerarias y tanatorios, y en cuanto hay un hueco en una, ya sea en Huelva o en Burgos, allí llevamos los cuerpos", explican en la funeraria de Madrid. Se trasladan hasta cuatro féretros en cada furgón y las incineraciones se hacen "con todas las garantías", advierten.
Los familiares que consientan el traslado deberán de "pagar un pequeño coste por ello". Aún así, son muchas las familias que lo prefieren, antes de tener que esperar semanas para la incineración. Los cuerpos de las personas fallecidas por coronavirus se están conservando a muy baja temperatura, rozando la congelación, algo que no es habitual ya que se ha prohibido que lleven algún tipo de conservación.
La situación, sin embargo, es distinta en los servicios funerarios municipales. Sí han visto incrementado el número de servicios que hacen al día (más de 100 diarios, cuando lo habitual solían ser 60), pero "no han llegado al colapso", explica Raquel Blanco, responsable de comunicación la Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios de Madrid.
Esto se debe, explica, a que cuentan con dos grandes tanatorios, el de la M-30 y el Tanatorio Sur, así como con el Cementerio de la Almudena, lo que suponen un total de ocho hornos crematorios. Están tardando de media unas 48 horas en poder realizar las incineraciones.
Además, Blanco explica que la mayoría de las familias está optando por la cremación. "Hay desinformación respecto al tema. Hay familias que no saben que a los fallecidos por COVID-19 se les puede enterrar, y piensan que solo pueden ser incinerados". Las inhumaciones precisamente sí van al día, debido a la baja demanda.
Dos morgues temporales
Ante el colapso de las funerarias de todo Madrid y la situación que viven los hospitales de la región que atienden a miles de personas contagiadas y cuyas cámaras no dan a basto, la Comunidad ha establecido dos morgues extraordinarias y temporales para acoger a los fallecidos por coronavirus.
La primera fue puesta en funcionamiento hace una semana en el Palacio de Hielo; la segunda, ubicada en la Ciudad de la Justicia en un edificio ideado para acoger el Instituto Anatómico Forense de Madrid, podrá albergar hasta 230 cadáveres y espera estar en funcionamiento próximamente.
El traslado de los fallecidos hasta las morgues lo llevan a cabo personal de la Unidad Militar de Emergencias y del cuerpo de Bomberos de la Comunidad, que cuentan además con el apoyo de los servicios funerarios municipales.
Los velatorios quedan suspendidos
El Gobierno ha prohibido la celebración de velatorios tanto en funerarias públicas como privadas para evitar la concentración de personas, independientemente de la causa de la muerte, durante el estado de alarma.
Además, en los entierros o cremaciones de las víctimas sólo se permite como máximo la asistencia de tres familiares o allegados, y cumpliendo con la distancia de seguridad. Bajo la norma, cualquier celebración de culto religioso o ceremonia civil fúnebre tendrá que ser pospuesta.
Esta medida, decretada en el BOE del 30 de este lunes, no es nueva para la Comunidad de Madrid, donde ya estaban prohibidas las celebraciones de velatorios durante un mes, con posibilidad de prorrogar la medida si el estado de alarma continúa. "Las salas ya se cerraron la semana pasada y no se permite que vaya la familia. Si van, son dos o tres personas como mucho, y guardando las distancias", explican desde una funeraria madrileña.
El Gobierno ha prohibido subir los precios
Mientras dure el estado de alarma, los precios de los servicios funerarios no podrán superar los vigentes antes del 14 de marzo de 2020. Con esta medida, el Gobierno pretende frenar los abusos que se estaba cometiendo en el sector, que había visto incrementados los precios ante la alta demanda.