El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page augura una legislatura "muy difícil" en la que muestra su confianza en que "no se pongan en cuestión los parámetros constitucionales" para superar los desafíos que tiene ante sí España, como la crisis territorial en Cataluña, ante la que recuerda que la Constitución "permite hablar de mucho, pero limita hablar de algunas cosas".
Así se ha pronunciado Page, en declaraciones a los periodistas a su llegada al Comité Federal del PSOE en la sede de Ferraz, en las que prescribió como "inevitable", ante la "situación política" que vive el país, el "diálogo en todas las direcciones".
"Tiene que haber un diálogo transversal, no sólo con la mayoría de la investidura, sino también con la oposición", ha añadido.
Page ha destacado que ese diálogo ha de formularse de manera "no frentista", porque, a su juicio, no es deseable que "nadie aliente la pérdida de las formas y la educación" en la gestión de los asuntos cotidianos de los españoles.
En lo referido a la situación en Cataluña, el presidente de Castilla-La Mancha ha subrayado que la Constitución "permite hablar de mucho, pero limita hablar de algunas cosas", un extremo que se ha mostrado convencido de que quedará asegurado en el Comité Federal de los socialistas.
A su juicio, en el fondo, en España "no hay tanto un problema de unidad, que es lo que le gustaría a la derecha radical, como de igualdad", por lo que ha apuntado que quienes "más apoyan, quieren y ansían la igualdad de España, son los que más obligados están a defender su unidad".
Esto le ha servido para recomendar al Gobierno de coalición que se autoimponga como labor primera el "evitar el privilegio social y territorial" en España. Page también se ha referido a si teme que se le afee su aparente discrepancia con la gestión de la crisis en Cataluña por parte de la dirección de su partido.
Lo ha hecho para aseverar que "una cosa es que haya estabilidad orgánica y otra bien distinta es que no haya distintas opiniones". Por ello, se ha mostrado conciliador al indicar que lo importante es que el PSOE sea capaz de conjugar la "distinta visión" de España que tienen los socialistas catalanes y castellano-manchegos por el bien del país.
Page retomo la cuestión catalana para augurar una legislatura "difícil, muy difícil" en la que espera que no se produzcan "retrocesos" ni se cuestionen los "parámetros constitucionales", lo que le ha servido para afirmar que no espera, "porque no le conviene" que el PSC haga movimientos incómodos para el partido ante las próximas elecciones -aún sin fecha- en Cataluña.