La posibilidad de que se reforme el delito de malversación ha saltado al debate político de la mano de la reforma del de sedición. Ahora la gran pregunta es: ¿qué quiere hacer el Gobierno?. Fuentes de La Moncloa a laSexta muestran cautela, aunque el terreno "se está preparando".
Según destacan las mismas fuentes, será una reforma que tendrá "límites" y que seguran, no va a salir como quieren ERC y Podemos. Así, insisten en que no van a dejar ningun espacio para que esta reforma se mezcle con el caso de los ERE o se traduzca en una "alfombra roja para Carles Puigdemont".
Además, reconocen que en las filas socialistas son conscientes del alto coste politico de reformar este delito y por este motivo se mueven con pies de plomo. Ayer el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, abría la puerta a reformar el delito de malversación después de que el president de la Generalitat, Pere Aragonès, defendiera públicamnte que el siguiente paso en la negociación con el Gobierno es reformar ese delito durante la tramitación parlamentaria de la modificación del Código Penal que deroga la sedición.
"En la tramitación del de sedición se puede plantear modificar el delito de la malversación", señalaba este lunes el ministro. "Hay muchos delitos relacionados con lo que pasó en 2017 que no se han propuesto. No olvidemos que la clave es construir convivencia", añadía.
"Ahora empieza la tramitación parlamentaria. Ahí veremos qué propuestas se hacen sobre el papel. A partir de ahí, si hay una mayoría que lo respalda, se verá. No hay en este momento ninguna propuesta, no puedo por tanto opinar", destacaba. En esa misma línea, las fuentes consultadas en La Moncloa instan a esperar a ver el contenido de las enmiendas de los grupos.
Desde ERC, su portavoz en el Congreso y candidato a la Alcaldía de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), Gabriel Rufián, se ha mostrado a favor de ligar esta reforma a la del delito de sedición, de una forma "quirúrgica". Así, ha confesado que entienden las contradicciones y que "el Código Penal no debe ser utilizado como un castigo ideológico". Frente a las críticas de la derecha, el diputado ha insistido en que no quieren blanquear ninguna corruptela y ha remarcado que el equilibrio es la clave.