Lobato, en el punto de mira
Guerra total entre socialistas a 72 horas de un Congreso Federal clave para el futuro del partido
El contexto Juan Lobato no ha dimitido pese a las exigencias de Ferraz y Moncloa y ha denunciado un "linchamiento" por parte de "algunos dirigentes" de su partido.
Guerra total en el PSOE. El líder de los socialistas de Madrid, Juan Lobato, se enfrenta frontalmente a la Dirección Federal de su partido a 72 horas de un Congreso Federal clave para el futuro del PSOE.
Lobato se fue hace unas semanas a un notario para dejar constancia de unos mensajes que recibió de Moncloa con información del novio de Ayuso. Precisamente por esto en Ferraz y en Moncloa exigían su dimisión. Pero este martes Lobato ha dejado claro que se queda y ha denunciado un "linchamiento" por parte de "algunos dirigentes" de su partido.
Ahora dice que no tiene claro que ese correo que le pasaron, en el que el novio de Ayuso reconocía delitos fiscales, proviniese de un medio de comunicación como le contaron. De esta manera, Lobato ha hecho referencia a la publicación de este lunes de 'ABC' en el que apuntaba a que la filtración sobre la investigación por fraude fiscal contra Alberto González Amador vino directamente de Presidencia y que Moncloa habría intentado implicar a Lobato. Este depositó en una notaría los mensajes que intercambió con Pilar Sánchez Acera, entonces jefa de gabinete de Óscar López, en los que ella le hizo llegar el correo en el que la pareja de Ayuso reconocía los delitos fiscales.
De hecho, el aún líder del PSOE sugiere que el origen de ese correo pudo haber sido otro. Lo que está dejando caer es que sus jefes, o le mintieron, o cometieron un delito -o ambas-.
"Vista la reacción de algunos dirigentes de mi partido parece como si de alguna manera se dudara sobre la veracidad de lo que ahí se me dijo", ha indicado. "No contemplo que eso fuera falso porque si el origen es distinto sería un intento de que fuera yo quien lo difundiera con origen posiblemente irregular consecuencias legales y políticas que eso hubiera tenido", ha advertido.
De esta manera, Lobato ha denunciado un linchamiento por parte de fuego amigo y ha acusado a la dirección de su partido de tergiversarlo todo para que él parezca el malo. "Al final es siempre la misma historia, se intenta que parezca que el malo es quien decide no hacer las cosas mal", ha indicado el socialista. Así, él sostiene que lo ha hecho todo bien, aunque de momento no ha enseñado los mensajes.
El PSOE evita valorar la actuación de Lobato
En la cúpula del PSOE evitan valorar la actuación de Lobato. Los únicos que se han pronunciado han sido los dirigentes socialistas de la Comunidad de Madrid. Mientras la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Reyes Maroto, considera que Lobato ha sido desleal con el partido, el delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín, dice que sus explicaciones han sido insuficientes. Ambos exigen una Ejecutiva urgente para que se someta a una cuestión de confianza que podría desbancarlo.
El cambio de discurso de Juan Lobato es evidente. En menos de 24 horas ha pasado de defender que el documento que le pasaron desde Moncloa era legal porque estaba extraído de un medio de comunicación a deslizar que igual no y que Moncloa pudo pasarle una información ilícita. De esta manera, Lobato da a entender que Moncloa le pasó el email con la confesión de la pareja de Ayuso.
En la Dirección Federal este cambio de discurso se ha encajado como una guerra total. El lunes por la noche ya daban por muerto -políticamente hablando- a Lobato. Este martes no solo han visto que no está muerto políticamente, sino que les ha plantado cara a Ferraz. Por ello, fuentes socialistas indican a laSexta que están indignados porque hable de "linchamiento" y por esa insinuación de que el Gobierno podría manejar esa información ilícita. Desde Ferraz, además, consideran que este movimiento le han dejado solo a Lobato.
Ferraz y Moncloa quieren la cabeza de Juan Lobato y la quieren antes del Congreso federal de este fin de semana, pero echarlo no es sencillo al tener poco margen de maniobra. La posibilidad de que la mitad de la Ejecutiva más uno dimita y así provocar la salida del secretario general fue eliminada por el propio Pedro Sánchez porque fue lo que le hicieron a él.
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