La lista de personas afectadas por los malos negocios de José Luis Moreno es larga. Se remonta años atrás y en ella se incluye, por ejemplo, el cantante Serafín Zubiri. En 2009 fue contratado para uno de sus programas y según ha explicado, pactaron un caché de 1.800 euros que jamás pudo cobrar porque la empresa desapareció.
El cantante decidió no emprender acciones legales entonces: "Iba a ser un proceso largo en el tiempo y por 1.800 euros no me merecía la pena. Pero seguro que eso pensaron muchos, y al final son muchos millones los que debe", argumenta. Lo mismo le ocurrió a la actriz Mónica Pont después de trabajar en una de sus series de televisión, que no pudo cobrar su trabajo. Ella sí decidió denunciarlo y llegó a cobrar, pero tardó dos años.
Este 'modus operandi', según cuenta la actriz, era una práctica habitual de José Luis Moreno, pero muy pocos se atrevían a dar el paso y llevarlo a los juzgados. Según explica Pont, un grupo de agentes de España estaba pensando en poner una demanda común , pero al final decidieron no hacerlo porque ninguno de sus actores iba a volver a trabajar con el productor.
Incluso su propio sobrino, también productor, Alberto Caballero, reconoce desencuentros durante los años que trabajaron juntos por problemas económicos. "No se pagaba, se pagaba tarde y los proveedores no querían trabajar con nosotros", cuenta a laSexta Caballero, que lo describe como una situación "desagradable".
Pero sus problemas a la hora de pagar no solo se produjeron en el entorno audiovisual. La propietaria de un bar ubicado cerca de sus estudios cuenta que llegó a acumular una deuda de más de 1.200 euros.
A todos estos trabajadores no les ha sorprendido la detención de Moreno, que ya ha pasado su primera noche en los calabozos. "Ahora se va a desenmascarar a este señor", ha celebrado Zubiri.
Durante los registros enmarcados en la 'operación Titella' se han hallado casi 165.500 euros, albaranes y facturas falsas, un total de cinco cajas fuertes y una habitación del pánico que estaba vacía.