El confinamiento y las lluvias primaverales han permitido reducir a la mitad el número de incendios forestales en el primer semestre del año respecto a la media de la última década. Pero es ahora cuando el riesgo se multiplica en esos montes más tupidos y desaliñados que de costumbre.
"Trabajos de cortafuegos o fajas de defensa han disminuido porque teníamos que proteger a los trabajadores", ha contado a laSexta Carlos Novillo, director de Emergencias Madrid 112. Brigadas con nuevos protocolos seguridad, adaptadas a tiempos de pandemia, que se preparan para un verano inédito también en los montes.
"El operativo de extinción se enfrenta a protocolos propios del Covid, por lo que es un trabajo mucho más complejo", ha explicado Mónica Parrilla, miembro de Greenpeace. Todo, con el objetivo de combatir unos fuegos más virulentos cada año. En la última década ha bajado el número de conatos, pero ha crecido el poder de devastación de los grandes incendios como consecuencia del abandono del medio rural.
"El monte español se ha convertido en un auténtico polvorín"
Según Lourdes Hernández, integrante del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el "monte español y el mediterráneo se han convertido en un auténtico polvorín porque las actividades tradicionales son cada vez más testimoniales". Esto obliga a los bomberos a doblar su esfuerzo.
"Tenemos que adoptar medidas de protección a la población a la vez que atajar el fuego en los montes", ha precisado Carlos Novillo. Las organizaciones medioambientales alertan además sobre otro lastre. "Más del 80% de los municipios que están en zonas de alto riesgo de incendios forestales no tienen planes de emergencia local", ha apuntado Mónica Parrilla.
Recuerdan además que la protección del monte previene de futuras pandemias. "Aproximadamente la mitad de las enfermedades emergentes en los últimos años está relacionada con procesos de deforestación”, ha asegurado Lourdes Hernández. En nuestras manos está también evitarlo. El 95% de los incendios forestales son causados por el hombre.