El futuro del Partido Popular en las cinco comunidades autónomas que gobernaba con Vox es toda una incógnita. Las deserciones de los miembros de Abascal, que dan la espalda a la formación ultraderecha para unirse a las filas de los 'populares, es solo el inicio de una situación política que podría acabar en unos nuevos comicios.

Sin Vox en los gobiernos, el futuro se complica sobre todo en dos comunidades autónomas: Mazón quiere seguir presidiendo la Generalitat Valenciana, pero le faltan diez escaños para la mayoría absoluta. "La estabilidad y el asumir los compromisos son fundamentales, creo en la gobernabilidad", ha asegurado Mazón.

En la misma situación se encuentra Castilla y León. Fue la primera comunidad en firmar un pacto con la ultraderecha. Ahora, Fernández Mañueco se queda también a diez procuradores de la mayoría. Con el ejecutivo también reestructurado, Azcón afronta esta nueva etapa a cuatro diputados de la mayoría, pero confiando en la gobernabilidad. "Este Gobierno consiguió aprobar un presupuesto que no solo contó con el respaldo de los partidos políticos que estaban en el Gobierno", ha manifestado Azcón.

Por otro lado, el panorama en Extremadura no dista mucho de lo que se vive en Valencia y Castilla y León. Cinco diputados le faltan a María Guardiola en la Asamblea de Extremadura. Mientras, el escenario más favorable lo tiene López-Miras, en Murcia, a solo dos diputados de la mayoría. Allí, los socialistas piden al PP que modifique su hoja de ruta.

Cinco rupturas simultáneas que complican el futuro de cinco comunidades. El único responsable, para el Gobierno: Feijóo. Todas ellas han descartado, de momento y públicamente, convocar elecciones. Si quisieran, sus estatutos se lo permitirían.

Con la salida de Vox, también pierde fuerza el Gobierno Balear, donde el Partido Popular gobierna en solitario, pero con el apoyo de Vox. Las seis comunidades habían aprobado ya sus presupuestos, pero lo tendrán más complicado para sacar adelante sus propuestas.