Arranca el juicio

Jenni Hermoso declara contra Rubiales: "Me estaba besando mi jefe y esto no debería ocurrir. Me sentí poco respetada"

Sin consentimiento La futbolista ha dejado claro en la Audiencia Nacional que no accedió ni estaba conforme con que el entonces presidente de la RFEF la besara tras ganar el Mundial: "Manchó uno de los días más felices de mi vida".

La futbolista Jenni Hermoso a su llegada a la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares

Jennifer Hermoso no consintió que Luis Rubiales la besara y se sintió violentada después de que su entonces jefe lo hiciera. La futbolista lo ha dejado claro este lunes al declarar en la Audiencia Nacional en el arranque del juicio contra el expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), que se enfrenta a una petición de pena de dos años y medio de prisión por el beso forzado y las presuntas coacciones posteriores a la jugadora.

A preguntas de la Fiscalía, Hermoso ha negado que Rubiales le pidiera permiso para besarla, tal y como él sostiene. Preguntada acerca de si accedió o estaba conforme, su respuesta ha sido rotunda: "Jamás". "Sentí que estaba fuera de contexto totalmente. Sabía que me estaba besando mi jefe y esto no debería ocurrir en ningún ámbito social ni laboral", ha aseverado la internacional.

La futbolista, además, ha confirmado que se sintió violentada. "Me sentí poco respetada. Creo que fue un momento que manchó uno de los días más felices de mi vida", ha lamentado, sobre unos hechos que ocurrieron durante el saludo a las autoridades tras la victoria de la selección española en la final del Mundial. "En ningún momento busqué ese acto y ni mucho menos me lo esperé, a mi persona creo que se le faltó al respeto", ha añadido.

La jugadora ha descrito en detalle el momento del saludo a Rubiales tras la victoria, que acabó en ese beso no consentido. "Le dije: 'La que hemos liado'", ha recordado. "Me dijo: 'Hemos ganado este Mundial gracias a ti'. Lo siguiente fueron sus manos en mis orejas y el beso", ha explicado Hermoso, que también ha recordado cómo el que fuera su jefe saltó sobre ella y se le encaramó, rodeándola con las piernas.

Asimismo, ha negado la versión de Rubiales de que le pidiera permiso para darle "un piquito". "Ni escuché ni entendí nada", ha indicado, recalcando que, aunque lo hubiese oído, no habría accedido. "Lo siguiente cuando él me puso las manos en las orejas fue el siguiente acto de darme el beso en la boca", ha reiterado. Un beso, ha detallado, que le propinó "con una efusividad de no poder reaccionar en ningún momento" y ante el que sintió rechazo.

Además, ha recordado que al bajar de la tarima trasladó ya su desconcierto a sus compañeras porque sentía que "eso no había sido normal". Posteriormente, ya en el vestuario, pudo ver por primera vez las imágenes. "Ahí ya dije que no me gustó", ha incidido.

Coacciones para salir en defensa de Rubiales

Hermoso también ha relatado cómo fue presionada para salir en defensa de Rubiales casi desde el primer momento, ante el revuelo que se estaba formando. Aún en el vestuario, ha contado, le pidieron que saliera porque el presidente quería hablar con ella: "Me dijo que ya se estaba hablando mucho por redes sociales, que ya se estaba liando, que esto podríamos pararlo ya de alguna manera", ha indicado. "Le dije: 'Te va a caer porque sabes que esto no está bien'", ha detallado.

Posteriormente, al llegar al aeropuerto, le pidieron que bajara del autobús. Allí, los responsables de prensa le mostraron un comunicado que habían elaborado, escrito en primera persona en su nombre, aunque nadie le había consultado: "No había escrito ni una palabra de ese comunicado", ha indicado Hermoso, que ha señalado que la nota esgrimía que tenía una "buena amistad" con Rubiales y que el beso había sido "por la efusividad del momento". "Nunca dije que estaba conforme", ha incidido.

Una vez en el avión, empezó a notar "mucho movimiento" en torno a Rubiales y el entonces entrenador, Jorge Vilda. En un momento dado, ha relatado, Rubiales le pide "que por favor le ayude, que haga un vídeo con él porque se está liando mucho fuera". "Yo le dije que no, que yo no iba a hacer nada", ha explicado la futbolista. "Me pidió por favor, por sus dos hijas, que estaban atrás en el avión llorando", ha detallado, ante lo que ella le dijo que lo sentía, pero que no iba a participar.

Además, la jugadora ha recordado que Rubiales le dijo "que tenía una novia en ese momento y que a ella no le había molestado" y ha recordado un comentario por su parte que le dolió: "A ti y a mí nos gusta lo mismo". "Me estaba besando mi jefe y no es algo normal", ha reiterado Hermoso, que ha señalado que era consciente de que su negativa a grabar el vídeo le podía perjudicar profesionalmente. En este sentido, ha recordado que, tras lo ocurrido, ya no fue convocada.

Tras negarse a hacer el vídeo, Rubiales le trasladó que iba a hablar con su familia y, en efecto, Vilda fue a hablar con su hermano, a quien le trasladó que se le "compensaría" si accedía a hacer el vídeo, de acuerdo con el relato de Hermoso. Presiones, ha explicado, que continuaron durante el viaje de celebración a Ibiza, a manos de los otros dos acusados: el director de marketing, Rubén Rivera, y del exdirector de la selección, Albert Luque.

En su declaración, que se ha prolongado casi dos horas y media, Hermoso ha asegurado que se sintió totalmente "desprotegida" por parte de la Federación. También se ha defendido de quienes critican su actitud tras lo ocurrido. "En ningún momento me puedo imaginar que no sea celebrarlo, gritar, cantar, reír, todo lo que se hace cuando estás en una fase de euforia y alegría por haber sido campeona del mundo", ha señalado.

De igual modo, Hermoso ha negado al inicio de su declaración que la Fiscalía la coaccionara para presentar la denuncia: sostiene que lo tuvo claro desde el principio y que, aunque el Ministerio Público le avisó de las consecuencias, decidió seguir adelante