Juicio a Rubiales
Jorge Vilda niega las amenazas a Jenni Hermoso y acusa al hermano de la jugadora de mentir
Entre líneas Jorge Vilda y Albert Luque han desvinculado a Luis Rubiales de las coacciones que les acusa la Fiscalía. Vilda ha asegurado que habló con el hermano de Jenni Hermoso por iniciativa propia.
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El exseleccionador Jorge Vilda ha seguido la misma línea de defensa que el expresidente de la RFEF Luis Rubiales ayer. Vilda reconoce errores pero no delitos. Vilda, que se enfrenta a un año y medio de cárcel por un delito de coacciones y que ha detallado en su declaración que conocía desde hace 17 años a Jenni Hermoso, ha negado haber intentado presionarla a través de su entorno.
El exseleccionador ha dejado a Rubiales al margen de la decisión de hablar en el avión con el hermano de la jugadora, Rafael Hermoso, y al ser preguntado por la fiscal Marta Durántez si fue el expresidente de la Federación quien le mandó hablar con él para convencerla de grabar un vídeo junto a Rubiales para quitarle hierro al beso, ha respondido con un rotundo "en ningún caso". Según Vilda, tomó la iniciativa por una "reflexión propia" al pensar en el efecto que podía tener en el rendimiento de la futbolista la "bola mediática".
Lo hizo, ha recalcado, "por Jenni, por lo que podía repercutir toda esta presión mediática en Jenni", y porque creyó que todo aquello iba a "tener un impacto negativo" en las jugadoras y pensó en la manera de poder "normalizar la situación, pensando en el futuro y en la celebración y en mi Selección".
Ha manifestado que el hermano de Jenni Hermoso tildó el beso de Rubiales de "anecdótico y algo sin importancia" y ha negado que le dijese que su hermana no quería saber nada. "Eso es falso".
Vilda ha afirmado que no presenció el beso que Rubiales dio a la jugadora durante la entrega de medallas y que "nadie le dio la mayor importancia". Ha negado que percibiese incomodidad en Jenni: "Hasta entonces lo que yo había percibido es alegría, celebración, jolgorio". Más tarde, ha reconocido, sí que la vio con "cierta cara de preocupación" mirando el móvil en el avión, pero pensó que era porque no le gustaba lo que estaba leyendo en los medios sobre lo sucedido. Pero ha asegurado que no la vio llorar ni fue consciente de que se estuviese sintiendo presionada, y que tampoco vio a Rubiales, sentado delante de él, hablar con ella en el avión.
Sí que ha admitido que en el avión "la gente de prensa estaba muy activa", y que el equipo de confianza del entonces presidente, como su jefe de gabinete o el jefe de comunicación de la Federación, tuvieron conversaciones "en torno al impacto mediático que estaba teniendo el beso" con el objetivo de "buscar un consenso", pero sin hablar de "nada específico".
Vilda reconoce que debería haberse "preocupado" por el estado de Jenni
El entrenador ha admitido que debió hablar con Jenni Hermoso del beso y ha explicado que no lo hizo porque no quería "importunarla".
Él mismo ha recordado que, según ella ha declarado en el juicio, se ha sentido "dolida" por esa falta de comunicación con él, al que conocía desde hace 17 años, momento en el que ha lamentado que a "nadie se le encendió una luz de alarma de que algo había pasado allí fuera de lo que estaban publicando los medios".
Albert Luque afirma que trató de hablar con Hermoso por su "amistad", sin mandato de Rubiales
El exdirector de la selección masculina Albert Luque ha asegurado en su declaración que trató de hablar con la futbolista por la "amistad" que ambos mantenían, al tiempo que ha reconocido que le envió un mensaje "desafortunado" después de que ésta se negase a verle tras el beso que le propinó Luis Rubiales.
Luque ha relatado, con contradicciones, su intervención en Ibiza. Allí, según él, estaba de vacaciones cuando también llegaron las jugadoras para celebrar el Mundial. "Yo, como estoy en Ibiza, y resulta que ella está en Ibiza, pues intento hacer algo", ha incidido el exfutbolista
Según Luque, "la situación cada vez se estaba volviendo más grande, todo se estaba magnificando", y no obtenía respuesta de Hermoso. Así que se fue al hotel donde estaban las jugadoras y allí le llegó contestación de Hermoso. "El mensaje más o menos es: 'Albert, se que intentas hacer lo correcto, te conozco. Contesto por la amistad que tenemos, pero no quiero hablar con nadie, gracias por interesarte por mí'. Y es cuando yo le digo, 'Jenni, estoy abajo. Y su respuesta es: 'No voy a bajar'. Entonces yo le digo, 'vale Jenni, te respeto, un beso y disfruta'", ha sostenido.
En ese punto, en el que consideraba ya no pintaba "nada", habló con el hombre de la RFEF en la isla, Rubén Rivera, que le pidió que esperase para hablar con una amiga de Jenni, Ana Ecube. Según Luque, Ecube le apuntó que Hermoso no quería "hablar con nadie" y que solo quería "dedicarse a disfrutar".
Tras no conseguir hablar con ella, el exdirectivo de la RFEF tuvo "una respuesta desafortunada por un cúmulo de cosas". "Si volviera para atrás... le digo que me arrepiento de esa respuesta, pero es una conversación con una persona que yo estoy en un malestar, soy persona de sangre caliente y sin contar hasta diez, contesto. ¿Vale? Y es un WhatsApp desafortunado", ha reconocido. En esos mensajes, calificó a Hermoso de mala persona y deseándole que se quedara muy sola en la vida.
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