"Cualquiera de los procesados o acusados que quiera responder en su lengua materna podrá hacerlo". Así ha arrancado el magistrado Manuel Marchena la tercera jornada del juicio al 'procés' independentista de Cataluña. Así, quien responda en catalán no será traducido a tiempo real, sino después.
No ha hecho falta con Oriol Junqueras. "Para mí es un placer hablar en castellano para dirigirme a la sociedad española tras año y medio de silencio forzado", ha afirmado durante su comparecencia el exvicepresident de la Generalitat. Tampoco ha hecho falta con Joaquim Forn, aunque en esta ocasión se ha apreciado una queja.
"Me hubiera gustado poder disfrutar de una traducción simultánea", ha destacado el que fuera conseller de Interior de la Generalitat. Durante el turno de Forn se ha dado una llamada de atención al resto de los acusados. "Si vuelven a insistir en la risa, serán desalojados", les ha afeado Marchena.
La libertad de exponer los argumentos en catalán no es la única novedad del juicio: la sala ha permitido a los procesados sentarse con sus abogados. "Hemos percibido un esfuerzo de los acusados para comunicarse con sus abogados e intercambiarse documentos", ha justificado Marchena. Ninguno se ha movido del sitio, por lo que el juez presidente de la sala ha concluido: "Entendemos que permanecen ahí. Correcto".
Otra decisión de la sala: sobre la petición de una de las defensas de retirar a Vox la acusación popular en el juicio. Se ha rechazado, pero Marchena ha advertido: "No va a ser posible un debate ideológico". El abogado de Vox, aunque sabía que no iba a ser respondido, quería lanzar sus preguntas.
Sobre nuevos testigos, el tribunal ha accedido a incluir al exministro Juan Ignacio Zoido, pero no a Puigdemont. "No se puede ser al mismo tiempo procesado y testigo", se ha limitado a señalar el magistrado Marchena. Así se ha dado un primer día de interrogatorios que ha comenzado con varias protestas de las defensas.