El coronavirus ha convertido a la naranja en una fruta muy deseada con la expansión de esta crisis sanitaria a través del mundo entero. Desde que se decretó el estado de alarma en nuestro país como medida para combatir la epidemia, se ha notado un pico importante en la demanda, y conforme el virus ha ido pasando a otros países, ha aumentado su exportación en el mercado internacional.
Así, los trabajadores del sector de cítricos se encuentran actualmente trabajando sin descanso. De lunes a viernes están limpiando por completo todos los árboles y están cogiendo todas las naranjas que dan, incluso las más pequeñas, las que son de un calibre inferior. En esta línea, las exportaciones con Europa se han duplicado.
Hay empresas que han pasado de vender un millón y medio de kilos a la semana a vender tres millones. El precio de la naranja también se ha visto incrementado del año pasado a este a razón de la pandemia. Por ejemplo, una variedad como la naranja valenciana ha visto incrementado su precio más de un 70%. Esto es debido al aumento de la demanda, pero también a que la producción está siendo inferior este año.
Sin embargo, el coronavirus también ha afectado de forma negativa al sector que trabaja con esta fruta. Han aumentado los costes del transporte de esta mercancía de cara al extranjero. También ha subido el coste del transporte de los trabajadores, que si bien antes de decretarse el estado de alarma, en muchos casos, se trasladaban conjuntamente en una furgoneta hacia la zona de recolección, ahora, aunque viajan en la misma furgoneta, lo hacen en varios turnos para respetar el distanciamiento interpersonal impuesto por el Gobierno.
También hay empresas que han tenido que contratar autobuses para poder trasladar a sus trabajadores al campo y a los almacenes. También, como medida de precaución y para mantener esa distancia de seguridad, se han tenido que comprar mamparas y se han organizado varios turnos para cumplir con los protocolos de seguridad.