Dentro de la UCI del Hospital de La Paz, la enfermera Irene Porres se prepara para combatir el coronavirus en primera línea. Lo hace con su EPI, aunque hay cosas antes las que uno no puede protegerse.
Recuerda con laSexta sus vivencias con un paciente de COVID-19: "Recuerdo que llegó y nos pusimos a hablar con él para tranquilizarle. Ese paciente no fue bien... y la verdad es que te acuerdas".
Irene lleva más de diez años cuidando de pacientes en esta unidad y asegura que, para ella, es muy frío acercarse con tantas protecciones.
"A través de un plástico, de una mascarilla, de una pantalla, es difícil humanizar los cuidados. Es duro, pero hemos buscado otras formas para que el paciente se sienta tranquilo y seguro", nos cuenta.
En esta UCI no falta nunca un cariño, un aliento, una invitación al diálogo y a la calma, una sonrisa, aunque sea a través de la mascarilla.
Eso sí, subrayan que no son héroes. Nos cuentan que ellos también tienen miedo. "El miedo quizá ha evolucionado a respeto. Trabajar en una UCI es un golpe de realidad", asegura Irene.
Un golpe de realidad y de sensaciones, según nos cuentan otros compañeros, como el médico Pablo Millán: "Se juntan varias sensaciones: sensación de miedo, sensación de impotencia, sensación de angustia... porque todo esto lleva mucho trabajo a nivel personal y después ver que no ha servido".
Y de cara al futuro, a pesar de su agotamiento físico y mental, tratan de "sacar fuerzas de donde no las hay". "Porque creemos que esta situacion va a ir para largo", afirma Irene. Tendrán que estar al 100% para tratar a los pacientes que llegan y llegarán.