El exvicepresidente catalán Oriol Junqueras, los exconsellers Raül Romeva y Joaquim Forn, así como Jordi Sànchez y Jordi Cuixart han regresado en la tarde de esta martes a la cárcel de Lledoners (Barcelona) después de que la juez de vigilancia penitenciaria haya decidido suspender el tercer grado mientras resuelve los recursos de la Fiscalía contra su régimen abierto, por lo que volverán a pasar todo el día en prisión.
Al filo de las 19.00 horas, los líderes independentistas han vuelto a prisión entre llamamientos a "no desfallecer" y a mantener en alto sus convicciones políticas frente a la "represión" y a lo que consideran un acto de "venganza" del Estado contra el independentismo.
Decenas de independentistas congregados mediante una convocatoria exprés tras conocerse la decisión judicial, les han recibido a la entrada de la institución penitenciaria entre ellos se encontraban caras visibles de ERC como el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, el presidente del Parlament, Roger Torrent, y de JxCat como la portavoz en el Congreso, Laura Borràs estaban o el portavoz en el Parlament Eduard Pujol.
Llamada a la desobediencia
Los presos han pronunciado unos breves discursos en una tarima instalada en las inmediaciones. El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha pedido al independentismo que "no desfallezca" y ha llamado a los jóvenes catalanes a "desobedecer tantas leyes injustas como sea necesario" y a no tener "ningún miedo a la cárcel ni a la represión".
Mientras que el exconseller Josep Rull ha destacado la, a su juicio, "debilidad" de unas instituciones españolas dispuestas a "desmontar su Estado de derecho para abatir" el independentismo, con una "reinterpretación del derecho penitenciario que perjudica a centenares de presos". Por su parte, Forn ha llamado a "persistir" y a "no abandonar" esta "lucha", que será "larga", mientras que Romeva ha remarcado: "Cada decisión de este régimen que nos quiere arrodillados y callados nos hace más fuertes y más determinados a continuar adelante".
Asimismo, el exconseller Jordi Turull ha acusado al Estado de aplicar el criterio del "escarmiento y la venganza", aunque ha dicho que "no tumbarán" sus convicciones "con cuatro cursos de reeducación", y ha lanzado un mensaje de unidad al independentismo: "No esperemos a que nos den garrotazos para ir todos a una, vayamos todos a una para avanzar, para conseguir la libertad".
Junqueras, que ha cerrado el turno de palabras, ha dicho que los poderes del Estado "solo pueden ganar si utilizan herramientas no democráticas", ya que no pueden ganar "en las urnas". Antes de regresar al centro penitenciario de Lledoners, Junqueras ha difundido un mensaje en las redes sociales: "Hoy volvemos a constatar que nos tienen mucho miedo, y por eso nos quieren encerrados, para incidir en la política y la sociedad catalanas". "Pero nosotros sabemos que esto forma parte del camino, y que de la cárcel se sale, y saldremos para ganar y para llevar este país a la libertad", ha añadido.
Tercer grado "prematuro"
La decisión llega tras el recurso de la Fiscalía, que argumenta en su escrito que el tercer grado es "prematuro y genera total sensación de impunidad" tanto para ellos como para la sociedad.
Desde que les fue concedido el régimen de semilibertad el pasado 14 de julio, los presos independentistas solo van a prisión a dormir de lunes a jueves. La Fiscalía ha recordado que la mayoría de los presos no han cumplido una cuarta parte de condena, solo los Jordis y Forn.
En cuanto a los exconsellers Josep Rull, Jordi Turull y Dolors Bassa, también en tercer grado, la Fiscalía aún está estudiando su caso.
La Fiscalía señala que la condena a prisión debe de ser útil para la "intimidación del delincuente" y causar la sensación de que su actuación tiene "consecuencias perjudiciales". Por ello, en el caso de Junqueras, el Ministerio Público entiende que permanecer en prisión es el "único modo" de concienciar al "delincuente" de que "no puede abusar de la situación de poder que ostentaba convirtiendo su propia voluntad en ley".
Critíca la "prematura progresión"
En el recurso, la Fiscalía denuncia que "tan solo" seis meses después de que los presos recibiesen el segundo grado, todos han progresado a la semilibertad, y además a la vez, "lo que muy lejos de favorecer el cumplimiento de los fines de la pena, lo que hace es crear una total sensación de impunidad tanto en el interno como en la sociedad".
La "prematura progresión" de los presos, primero con el "tercer grado encubierto" del 100.2 y ahora con el tercer grado, no busca su rehabilitación sino "única y exclusivamente" alterar la "decisión condenatoria de la sentencia y su efectivo cumplimiento".
Según la Fiscalía, además, su tratamiento en prisión "ha fracasado" porque mantienen todos los déficit que les llevaron a delinquir, como la "falta de respeto a las leyes y a los tribunales de justicia", la creencia en un "mandato superior del Parlament" por encima del mandato constitucional, así como la creencia de "poder arrogarse la capacidad para interpretar la voluntad popular".