A primera hora, Jesús ya colocaba su pescadería en Casteldefels. "Abro porque soy autónomo y tengo que trabajar. Si me dicen algo, cerraré sin problema", afirma.
También Juan ha querido abrir su cafetería. Dice que "cada uno tiene que ganarse la vida como puede" y asegura que, aunque lleguen piquetes no va a cerrar "por una tontería".
En el Mercado de la Boquería, en Barcelona, está prácticamente todo cerrado, excepto algunos puestos como el en el que trabaja Mireia. "No queremos que los turistas pierdan un día por una huelga", defiende.
Así lo han decidido parte de los trabajadores en Cataluña. Algunos han optado por dar servicios mínimos. Por su parte, las grandes cadenas comerciales han abierto sus puertas normalidad.
Y en el aeropuerto, después de los incidentes del lunes, esperan, como dice una joven trabajadora "que sea una huelga tranquila". En lo que sí han coincidido los comerciantes es en una sensación: hay menos gente de lo habitual.