Según la jueza, Laura Borràs no solo sabía que estaba incumpliendo la ley, sino que dio instrucciones a su amigo Isaías Herrero de cómo trocear los contratos para que no saltasen las alarmas.
Se basa, entre otras cosas, en un correo electrónico que Borràs envía a Herrero el 28 de febrero de 2013 y en el que se lee: "El presupuesto tiene que quedar detallado como si fueran profesionales independientes (...). Si ven que lo que se ha hecho es fraccionar un encargo completo en diversos paquetes, es cuando piensan que ha habido una infracción. La cuestión es fraccionar".
En total, 260.000 euros que se trocearon en contratos de menos de 18.000 euros que, según la jueza, Borrás adjudicó a dedo a su amigo. "Abusando de sus funciones como directora de la Institución de la Lengua Catalana (...) adjudicó directa o indirectamente de manera arbitraria todos los contratos de programación informática relativos a la página web de dicha Institución", afirma la jueza.
En el escrito, hay referencias a conversaciones intervenidas de Isaías Herrero con su socio Marc Gómez. En una de ellas, se muestra muy preocupado por la aplicación del 155.
"Comenzarán a salir marrones, porque yo tengo una de marrones, buf (...) Hombre, claro, pero yo con la Borràs, con la jefa, yo facturo con la cooperativa, yo facturo unos trapis por allí", escribe Isaías Herrero a su socio Marc Gómez.
Una preocupación que no le impedía fantasear con una Laura Borrás a la que él ve como clara candidata a ministra catalana de Cultura. "Imagínatela de ministra de Cultura y a mí dándome trabajo de esto. De puta madre", se lee en otro mensaje.
En su escrito, la jueza pide al Supremo que investigue a Borràs por prevaricación, malversación, fraude y falsedad documental.