La inmunidad de grupo será nuestra principal arma para derrotar a la pandemia. Para alcanzarla es necesario, primero, que exista una vacuna. Y, segundo, que llegue a la mayor cantidad posible de personas.
Lo primero parece cada vez más cerca. Lo segundo, no tanto. Una reciente encuesta del Instituto Carlos III revela que un 30% de los españoles dudaría si vacunarse contra la COVID-19.
Las vacunas, recuerdan los investigadores, han erradicado la viruela, primera enfermedad contagiosa de la historia, y han reducido a la irrelevancia otras como el sarampión. Esta misma semana, la OMS ha declarado África libre de poliomelitis gracias, precisamente, a una vacuna.
Algunos países, como Australia, ya han dicho que la vacuna será obligatoria. Otros, como Italia, han abierto el debate. En España, de momento, será voluntaria. Porque el simple gesto de vacunarse, recuerda la Organización Mundial de la Salud, previene cada año entre dos y tres millones de muertes en todo el mundo.