España está de luto por las víctimas de COVID-19. Desde las 00:00 horas de este miércoles y durante los próximos 10 días (hasta el 5 de junio, inclusive) todo el país rinde un sentido homenaje a las víctimas del coronavirus. Un gesto de recuerdo a las más de 26.000 personas que han perdido la vida a causa de esta pandemia.
Se trata, según apuntó Pedro Sánchez el pasado sábado, del "luto oficial más prolongado de la historia de la democracia" después de que la sociedad española haya "parado la peor calamidad sanitaria del último siglo".
Así, y durante estos días, la bandera española situada en el exterior de los edificios públicos de los organismos de todas las administraciones deberá ondear a media asta. Mientras que en el interior debe lucir un lazo negro o crespón en lo alto del mástil, aunque en los últimos tiempos se está colocando en la propia enseña. En los buques de la Armada también debe colocarse la bandera a media asta.
En este primer día de duelo nacional, el Gobierno ha invitado a toda la sociedad a unirse este miércoles a las 12:00 horas del mediodía para guardar un minuto de silencio. "Es un homenaje importante al que tenemos que sumarnos todos manteniendo la distancia de seguridad. Hay que honrar a las víctimas haciendo un esfuerzo por no contagiar", ha recordado Fernando Simón, director del Centro de Alertas Sanitarias.
El Gobierno también invita a extender el minuto de silencio a todos los acontecimientos sociales, culturales y deportivos que tengan lugar durante los días de luto.
Además, al final de la desescalada se celebrará un gran acto de homenaje presidido por el rey Felipe VI. Una cita todavía sin fecha definida, aunque el presidente Sánchez ya ha pedido a todos los presidentes autonomicos que colaboren en el acto.
No obstante, no es la primera vez que el Gobierno decreta un duelo nacional. España vivió tres días de luto y actos conmemorativos en 2004 tras los atentados del 11 de marzo. Luto oficial también de tres días para homenajear a las víctimas de los atentados de Barcelona. Y en el año 2000, el Gobierno estableció un luto de siete días tras la muerte de la madre del rey emérito.