Desde hace años los choques entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han sido continuos. El último ha tenido lugar esta semana, que ha estado marcada por el "mafioso" o "estalinistas" de la popular mientras Sánchez pide su dimisión.

Pero este rifirrafe viene de lejos. Todo comenzó hace casi cinco años. Un encuentro que tuvieron ambos en plena pandemia marcó el nacimiento de un enfrentamiento político creciente.

Entonces, en marzo de 2020, la presidenta Ayuso se oponía a cualquiera medida de Sánchez para frenar a la Covid-19. Desde el principio ella ha querido mostrarse como la auténtica oposición de Sánchez, incluso alguna vez ha llegado a nombrarlo como "mi adversario Sánchez".

Además, tras un año de pandemia y su 'no a todo’, Ayuso pasó a los insultos, a llamarle tirano y hablar de una "dictadura"; e incluso asegurar que Sánchez nos lleva a una guerra.

El presidente, por su parte, no entraba en ese juego. "¿Usted me ha escuchado a mí decir esos calificativos?", se defendía en una entrevista en la Cadena SER.

Aunque lo cierto es que ahora sí que utiliza el nombre de Ayuso para ningunear al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.. “Usted no hace nada porque la jefa no le deja”, le espetaba Sánchez hace tan solo unas semanas.

Ayuso se vio reforzada cuando Casado fue fulminado del PP por criticar que el hermano de la presidenta sacara tajada de Madrid con las mascarillas, y ese tema fue la munición de Sánchez contra ella. Sánchez usaba el pelotazo del hermano de Ayuso para contraatacar que el PP le señalaba por el caso del Tito Berni.

En uno de esos rifirrafes, todos pudimos leer en los labios de Ayuso el insulto al presidente, aunque ella transformó el insulto en un "me gusta la fruta" convertido en todo un eslogan contra el presidente.

Ayuso ha buscado el foco mostrándose como la gran antagonista del presidente. Que Milei carga contra Sánchez, pues ella le da una medalla a Milei; y así con casi todo. Ahora Ayuso tiene pendiente una próxima reunión con Sánchez, que sería la tercera vez que se ven a solas en 4 años, pero la presidenta todavía no ha dejado claro si le dará plantón en medio de un clima de tensión que parece no ir a menos.