La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha informado este lunes de que, a partir del próximo lunes, se amplía a seis el número de personas que pueden sentarse juntas en una terraza. Si bien se ha incluido una nueva norma —en el interior de los bares la mascarilla será obligatoria, salvo para beber y comer—, según la dirigente regional, su gobierno hace "todo lo que está en sus manos" para mantener la hostelería abierta.
Así lo ha defendido también el vicepresidente de la región, Ignacio Aguado, que ha ido incluso más allá: "Hay que huir de los cierres totales como de la peste, porque arruinan la economía y arruinan a las familias". En esta línea, el dirigente naranja ha propuesto "cierres inteligentes": "Cerrar todo es lo más fácil, pero no es lo más efectivo", sentencia.
Esta flexibilidad en las restricciones ha provocado el enfado de algún que otro líder autonómico. Sin ir más lejos, Emiliano García-Page —presidente de Castilla-La Mancha, y uno de los dirigentes más estrictos con la contención de nuevos contagios—, asegura que Madrid "presume de ser menos restrictiva".
"No sirve de mucho que algunos nos esforcemos con medidas restrictivas si otros presumen de ser menos restrictivos, de manera que cuando se abra la barrera, nos volvamos todos a complicar la vida", ha indicado el líder socialista en un acto de homenaje a los empleados de los servicios públicos.
Contraste entre regiones
Ahora bien, García-Page no ha sido el único que ha deslizado declaraciones apuntando a la estrategia de Ayuso. El propio Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia y compañero de militancia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, mostraba este domingo en una entrevista con la Voz de Galicia sus diferencias con respecto a su homóloga madrileña: "Madrid ha optado por una decisión por la que yo no me sentiría responsable si la tuviese que aplicar en Galicia y, por tanto, he optado por otra".
Así, mientras Galicia y Castilla-La Mancha han cerrado todos los establecimientos de hostelería, el comercio ve limitada su actividad hasta las 18:00 horas (en el caso de la región gallega, se prohíben las reuniones entre no convivientes), en Madrid la hostelería sigue abierta hasta las 21:00 horas, las reuniones son de un máximo de cuatro personas y los negocios comerciales cierran a las 22:00 horas.
De hecho, hay otras tantas regiones que han ido a más en su dureza para contener la tercera ola conforme han avanzado los contagios. Algunas de ellas, también dirigidas por gobiernos del Partido Popular: este es el ejemplo de Castilla y León o Andalucía.
En el primer caso, además de adentrarse en una batalla judicial con el Gobierno por adelantar el toque de queda, este fin de semana ha decretado el cierre total de la hostelería. Según su dirigente, Francisco Igea, por tener una incidencia "desbocada".
Por otra parte, Andalucía ha sido otro territorio incipiente en la necesidad de elevar sus medidas. Si bien no ha enfocado sus mensaje a otras comunidades homólogas, como sí ha hecho Feijóo, su tendencia ha sido la de aumentar la dureza: el propio consejero de salud de la región, Jesús Aguirre, ha instado a los ciudadanos a crear su propio toque de queda a las 20:00 horas.
Un hecho que desde la Comunidad Valenciana también han planteado (sus intenciones eran adelantar el toque de queda), pero que finalmente se ha materializado, también, en medidas más duras: la semana pasada anunció que las reuniones en espacios públicos se restringían al máximo de dos personas. Asimismo, a diferencia de Madrid, también es especialmente restrictiva con la hostelería, puesto que todos los bares y restaurantes deben permanecer cerrados.
Así, Madrid se ha quedado sola, hasta por parte de quien ya se había mostrado reticente a ampliar medidas, como es el Ministerio de Sanidad, que ha pedido a las comunidades un nuevo esfuerzo. De este modo, Carolina Darias ha hecho un llamamiento a las autonomías para que apliquen "todas las medidas que pueden implementar". Llamamiento que, al menos en términos de hostelería, la región madrileña no tiene entre sus planes.