Las ventanas de la fachada del Tribunal Constitucional ocultaban en la noche de este lunes un momento decisivo: cuando González-Trevijano, presidente del TC, y el magistrado Antonio Narváez votaron en contra de su propia recusación. Al no admitir las recusaciones del PSOE y Unidas Podemos, Trevijano y Narváez pudieron votar con los conservadores.

En consecuencia, Trevijano tuvo el voto que desempató: seis a favor y cinco en contra, aceptando así el recurso de amparo del Partido Populary paralizándose la votación en el Senado que iba a suponer la salida del tribunal de ambos protagonistas, Trevijano y Narváez. Según fuentes del sector progresista a laSexta, anoche fue imposible consensuar una posición.

Los seis conservadores llegaron con la lección bien aprendida y sabían lo que tenían que votar. No se movieron ni un milímetro, aceptando las cautelarísimas del PP. Horas después, en la mañana de este martes, la magistrada María Luisa Balaguer ha explicado por qué voto en contra.

"Yo no vi razonable que se pudiera interrumpir una votación en un parlamento, no me parece propio del respeto a la soberanía popular. Nuestro control debe ser siempre a posteriori", ha denunciado. Porque por primera vez, el Constitucional ha impedido una votación en un parlamento. Esgrime para ello que el procedimiento parlamentario escogido por el Gobierno no era el correcto, mediante una enmienda en otra ley.

Desde el PSOE recuerdan que otras veces ya se ha hecho así. "Lo ha utilizado también el PP en cantidad de ocasiones", ha recordado Patxi López, portavoz socialista en el Congreso notablemente indignado por el resultado. Aznar lo hizo: el TC sentenció que así no se podía, pero se siguió haciendo, tanto con Zapatero como con Rajoy, que otorgó el aforamiento al emérito con esa fórmula.