Miguel Canales rompió su silencio en 2008, cuando nació su hija. Es ese momento ya no aguantaba más y sintió la necesidad de sacar a la luz un peso que llevaba consigo desde los ocho años: un sacerdote de su colegio abusó sexualmente de él.

"Me bajaba los pantalones, se metía la mano derecha dentro de la sotana y empezaba a masturbarme", relata Canales, que añade que cuando eyaculaba, el religioso cogía un pañuelo que tenían, donde se secaba el sudor, y decía: "Para que no te huela, porque luego te ducha tu madre y va a decir: 'Mira que pequeño es y que pronto ha empezado'", así reproduce Canales las palabras de su abusador que no ha podido olvidar.

Para él, algunas de las claves que le hicieron estar en el blanco del sacerdote, que fue su verdugo, fueron que era nuevo en el centro escolar de Alcoy (Alicante), que su familia tenía pocos recursos económicos y que le acababan de diagnosticar dislexia.

"Somos hombres, esto lo hacemos siempre y yo lo hago también a solas. En confianza, tú bájate el pantalón y empieza a masturbarte", le decía durante los dos años que estuvo abusando de él.

Cuando Miguel escribió una carta al arzobispado, este le reconoció lo que había ocurrido y apartaron al cura. "Todo es verdad y nos lo hemos llevado. Le hemos prohibido totalmente hacer misa", le respondieron.

Menores víctimas de abusos sexuales

Para Miguel Canales escuchar a otras víctimas, como a Alejandro Palomas, ha sido clave para poder abrirse y contar lo que pasó. En el caso de Palomas, un religioso de su colegio le violó "no me penetro con el dedo, sino que me penetro con el pene", explica Palomas que fue víctima de abusos sexuales por parte de un profesor de La Salle de Premià de Mar (Barcelona) cuando tenía 8 años.

Por este motivo, tras décadas de silencio, Canales cuenta los abusos que sufrió. Porque no quiere que ningún otro niño vuelva a pasar por lo mismo.

Alejandro Palomas