La vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha comparecido este miércoles en el Senado en un pleno extraordinario y urgente que forzó el Partido Popular (PP), al no haberlo conseguido en el Congreso de los Diputados. El fin de esta comparecencia era el de explicar qué implica en términos de financiación económica el acuerdo alcanzado este verano entre PSC y ERC por el que se convirtió el president de la Generalitat Salvador Illa.
No obstante, la mayoría de dudas sobre este nuevo modelo de financiación no se han conseguido despejar, más allá de que la ministra se ha comprometido a que en cualquier caso Cataluña aportará a la solidaridad con el resto de autonomías como hasta ahora. Tampoco ha sido novedad la tensión vivida la Cámara Alta, cuya presidencia se ha visto obligada a interrumpir varias intervenciones por rumores y hasta insultos. En una ocasión, se ha llegado a escuchar gritos de "traidora".
"No una solidaridad cualquiera. Aquella que permita que los servicios prestados por los distintos gobiernos autonómicos puedan alcanzar niveles similares", es la frase que ha utilizado Montero para garantizar esa solidaridad que, no obstante, presenta un matiz. Y es que las regiones aportarán lo mismo "siempre que lleven a cabo también un esfuerzo fiscal similar".
Montero también ha mandado un mensaje a los territorios gobernados por el PP donde se pagan menos impuestos, por lo que los acusa de "populismo fiscal y deslealtad institucional". A Génova, en cambio, no le salen los números y su senador Gerardo Camps ha rebatido a la ministra diciéndole que "esa solidaridad es nada": "El que es más rico es el que menos va a aportar posteriormente", ha criticado el popular. Eso sí, la vicepresidenta no cesa en su intento y reta a los de Alberto Núñez Feijóo a presentar una propuesta satisfactoria para todos los territorios.
Por su parte, Junts ha continuado con su discurso de advertencia y amenaza. Su senador Eduardo Pujol ha recordado a Montero que el Gobierno depende de su apoyo en el Congreso de los Diputados: "Recuerde: siete es un número mágico". Una actitud que Montero ha achacado a la batalla política que los de Puigdemont mantienen con los republicano. De hecho, le ha cuestionado a Pujol la razón por la que "demonizan" el acuerdo: "¿Por que lo firma ERC?".
No obstante, ambas formaciones independentistas han mantenido un perfil bastante similar. Y es que los republicanos también han amenazado con hacer caer al Gobierno, al tiempo que ha evitado una confrontación directa con los neoconvergentres. Incluso, ha pedido ayuda a Junts para "que este acuerdo sea una realidad", puesto que a sus ojos, como formaciones independentistas, no pueden "permitir que el expolio fiscal continúe" en la región catalana.
En línea con lo que es ya habitual, el pleno ha sido bronco provocando que la presidencia del Senado se viera obligada a interrumpir varias veces la sesión ante los murmullos, pero también por los agravios a la ministra. En el momento que intervenía el senador popular Gerardo Camps se ha escuchado un grito de "traidora", que él mismo presidente ha pedido no se vuelve a producir. Más allá de pedir "decoro" en la Cámara, el senador socialista Alfonso Gil también ha asegurado que se ha escuchado un "sinvergüenza", que desde la bancada popular se ha negado, puesto que era un "¡Qué vergüenza!".