La actuación de los Mossos d'Esquadra queda en entredicho tras la huida de Carles Puigdemont. Un total 602 agentes estaban prevenidos ante los movimientos y los acontecimientos en el paseo Lluís Companys de Barcelona. Aun así, el expresident catalán consiguió escaparse de Cataluña y su paradero sigue siendo un incógnita, a pesar de que Turull ha confirmado que ya está dirección a Waterloo.
Una actuación que la cúpula de los Mossos ha intentado justificar en una rueda de prensa que ha durado casi tres horas y en la que se ha explicado el porqué no se detuvo a Puigdemont. En su defensa, un ataque al compartimiento de Puigdemont: "No preveíamos un comportamiento tan impropio de quien fue la máxima autoridad del país".
Pero hay más. No solo Puigdemont ha sido el culpable de su no detención. Los Mossos han cargado también contra agentes del propio cuerpo que ayudaron a Puigdemont, dejando de lado la autocrítica. "Condenar que es un acto deplorable e inaceptable. No solo dificultaron la detención sino que pusieron dificultad a sus compañeros". Muy crítico se ha mostrado el comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, con los tres agentes detenidos, llegando incluso a expresar que "no merecen vestir su uniforme".
Más argumentos para defender su actuación: los cientos de personas que rodeaban a Puigdemont a su llegada a ese acto previsto en el Arc del Triomf de Barcelona. Debido a esa "masa de personas no nos dejó acceder a él", los mossos consideraron que no era el momento más idóneo para detenerle y así evitar un problema de orden público mayor.
Pero, ni en ese momento ni después. El operativo, preparado y estudiado por los Mossos durante varias semanas, no consiguió llevar a cabo la detención del expresident. ¿La justificación de los Mossos d'Esquadra? La situación era "incierta" y por eso el despliegue falló. Así lo han reconocido ellos, alegando que pensaban que los planes de Puigdemont eran llegar al Parlament.
"No se ha negociado la detención de Puigdemont"
Y sobre las acusaciones de si había un pacto con el expresident para no detenerle, Sallent ha sido tajante: "En ningún momento se ha negociado la detención de Carles Puigdemont". Además, ha manifestado que el fin último de los Mossos d'Esquadra es que se "celebrase la investidura de Salvador Illa" con total normalidad. Un objetivo que se llevó a cabo y que "era lo que tenían que hacer". También ha explicado que gracias a la operación de este jueves se cumplió la "garantía de orden público" a pesar de no conseguir la detención.
Y un mensaje más han dejado los Mossos: "No hicimos el ridículo". Estas son todas sus explicaciones, aunque la tensión dentro del cuerpo policial ya se notaba desde la celebración del pleno. Allí, en uno de los recesos, pudimos ver el nerviosismo del conseller de Interior. Los Mossos abren ahora un análisis interno de lo ocurrido, sumidos en una lluvia de críticas y una crisis similar a la del 1-O, cuando ya fueron señalados por su papel en el referéndum de 2017.