Rosa María Miras, la mujer que deseó que violaran a Inés Arrimadas a través de un mensaje de Facebook, ya avisaba de que "le iban a caer las críticas por todos lados", pero no conocía realmente la repercusión que su comentario iba a generar.

Su mensaje fue el siguiente: "Sé que me van a llover las críticas de todos lados, sé que lo que voy a decir es machista y todo lo que se quiera, pero escuchando a Arrimadas en el debate de T5 solo puedo desearle que cuando salga esta noche la violen en grupo porque no merece otra cosa semejante perra asquerosa".

La mujer perdió su empleo en la empresa Tinsa, donde llevaba un mes trabajando, después de que Arrimadas anunciara en Twitter que la iba a denunciar, y ahora Rosa María afirma en 'El Comercio' que se arrepiente: "¿Cómo iba yo a imaginarme algo así? Claro que me arrepiento".

Miras explica que está hundida por "lo mal que lo está pasando la familia" y por "la imagen que queda de ella". Además, pese a que todavía puede recurrir el despido de Tinsa y volver a su puesto de trabajo, ella no se plantea esta opción: "No podría volver. Se me cae la cara de vergüenza". "Lo peor no es haber perdido el trabajo, sino saber que nunca encontraré otro", añade.

Rosa María Miras podría enfrentarse a un juicio por injurias graves tras la denuncia de Arrimadas, un proceso cuya consecuencia puede ser una multa a determinar por el juez y a pagar durante un periodo de entre 6 y 14 meses.