Lo de que la Navidad cada año se adelanta más es, cada año, más real. Estamos a 4 de agosto y Abel Caballero, alcalde de Vigo, ya ha empezado la tarea de poner las luces navideñas en la ciudad gallega. Pero no es el único. En Ourense empezaron ayer las tareas.
"Nueva York se nos va a quedar pequeño", ha dicho triunfante Caballero, quien, ante las preguntas sobre el tiempo que falta para las fiestas navideñas, ha asegurado que "falta menos del que parece". Unos meses que serán, eso sí, de mucho trabajo: en Vigo quedan por delante entre cuatro y cinco meses de trabajo para que las luces queden perfectas.
Este año la ciudad estará iluminada por once millones de luces led, un millón más que en las Navidades del año pasado. Estarán iluminadas más de 350 calles en Vigo y más de mil árboles, frente a los 450 de las fiestas de 2020. No son las únicas novedades, ya que este año Vigo contará con una pista de esquí, que se suma a las dos de patinaje sobre hielo de las que ya disfrutaron los habitantes de la ciudad y sus visitantes el año pasado.
"Los que van a estaciones de invierno pueden venir a Vigo y tener una rampa de nieve para esquiar al lado del hotel", ha dicho Caballero. De nuevo, la ciudad contará con "el árbol más alto del mundo" y con el "muñeco de nieve más alto del mundo", que se elevará tres metros más respecto al del año anterior, según ha informado EFE.
El alcalde ha incidido en que la iluminación de Vigo es respetuosa con el medioambiente gracias a las luces led, todas las cuales, encendidas durante noviembre, diciembre y enero, consumen menos que la iluminación de un campo de fútbol en el mes de enero. Para no perder costumbre, Nueva York ha vuelto a ocupar buena parte del discurso del regidor: "Estoy seguro de que Nueva York aprende mucho de Vigo, aunque les cuesta confesar que la primera ciudad del mundo aprende de la segunda, que es Vigo", ha enfatizado en su tono hiperbólico.
Mientras esto ocurría este miércoles, el martes, con menos parafernalia, empezaron también los trabajos para poner las luces en Ourense. Un poco más al sur, en Madrid, la mítica administración de lotería Doña Manolita ya tiene varios números casi agotados: en concreto, los que acaban en 13 y 15. Las míticas colas no faltan tampoco en el segundo verano de la pandemia, y la gente se organiza y turna para esperar hasta una hora para conseguir el ansiado boleto. Todo por la suerte (o no).