María Guilda llegó a España desde Bolivia hace 20 años y hoy da empleo a siete personas en sus dos locales de Valencia. "Trabajé dos años como empleada del hogar y luego dije 'esto no es para mí'", relata, "busqué de todas las formas hasta que dije 'el bar es lo que se da acá'".
Precisamente, más llegadas de inmigrantes como María y no solo centrarnos en aumentar la natalidad es lo que pide el Gobierno para atajar el agujero de la Seguridad Social y las pensiones.
"Necesitamos inmigrantes porque nuestra pirámide demográfica está muy descompensada", explica Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social. "Gente joven que tenga hijos", añade. En este sentido, la edad media de quienes llegan a España es de 32 años.
Actualmente en España hay más de 4.800.000 extranjeros, tras incrementarse en 2018 en 285.000 personas. Una cifra similar a los 270.000 inmigrantes que se necesitarían cada año hasta 2050 para poder rebajar dos puntos el déficit de la Seguridad Social, según la AIReF.
El trabajador venezolano Fran Sevilla lleva años cotizando en España. "Para mí es muy importante poder aportar algo a la economía española, una oportunidad para volverme un ciudadano con todas las de la ley", comenta.
En España hay 2.155.000 extranjeros cotizando, una cifra récord, pero las asociaciones denuncian que no lo tienen fácil y muchas veces acaban trabajando en negro. "Tenemos una economía paralela", denuncia Eduardo Béjar, presidente de la Plataforma Intercultural. "Si les diéramos facilidades, esa gente aportaría", incide.
Difícil lo tuvo hace 11 años Ndeye, que llegó a España desde Senegal y decidió montar un locutorio en Sevilla. "Por ser mujer e inmigrante no quiere decir que no pueda tener algo aquí", afirma.