La tramitación de la nueva ley de memoria democrática en España continúa generando grandes tensiones que han derivado nuevamente en ataques contra los bustos de Indalecio Prieto y Largo Caballero en Madrid. Las estatuas de los dos ministros republicanos e históricos dirigentes socialistas, una ubicada en la Plaza de San Juan de la Cruz y la otra en el Paseo de la Castellana, han vuelto a sufrir actos vandálicos.
Ambos monumentos han amanecido este domingo pintados de rojo y con la palabra 'asesino' en la base. El ataque coincide con los disturbios que se registraron esa noche en la capital española protagonizados por grupos de radicales que protestaban por el toque de queda impuesto por el Gobierno para frenar la expansión de la epidemia de coronavirus. Desde el PSOE no han tardado en denunciar los hechos y han advertido: "No van a conseguir callarnos. No van a conseguir que el odio impregne nuestra sociedad".
También desde el Gobierno. Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, ha condenado esta actuación con un mensaje tajante. "Camino de otra denuncia. Qué sociedad quieren quienes juegan a enturbiar y violentar los valores democráticos de nuestra sociedad. Nos encontrarán enfrente, defendiéndolos de nuevo", ha expresado Ribera. Esta nueva acción violenta ha tenido lugar poco después de que la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, pusiera en valor la fecha del 31 de octubre como "día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas".
Calvo apuntó en redes sociales que "la futura Ley de Memoria Democrática reconoce el 31 de octubre, fecha de la aprobación en Cortes de la Constitución española de 1978, como el día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas". Sobre esta cuestión, añadió: "Este día debemos recuerdo, gratitud y dignidad a todas las víctimas del franquismo y la dictadura. Es necesario reparar la injusticia que ha supuesto durante tantos años su olvido".
"Frente a los que quieren dividir, unidad. Frente al fascismo, democracia"
No ha pasado ni un mes desde que los bustos fueran dañados con métodos similares. A mediados de octubre, las palabras "asesino" y "rojos no" aparecieron pintadas bajo las estatuas de Largo Caballero e Indalecio Prieto. Aunque las estatuas no tardaron en ser reparadas por miembros de UGT y del PSSOE, Vox aprovechó el suceso para lanzar un mensaje amenazante al Gobierno: "Derogad la Ley de Memoria Histórica. Primer aviso". Estas palabras ocasionaron una cascada de reacciones denunciando las formas.
"En un país democrático, la amenaza es inadmisible. No permitamos que el odio impregne nuestra sociedad. Frente a los que quieren dividir, unidad. Frente al fascismo, Democracia", manifestó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, así como un sinfín de dirigentes políticos que condenaron tanto los actos vandálicos como las declaraciones de la formación de extrema derecha. La tensión fue a más días después. El 15 de octubre, cuando el Ayuntamiento de Madrid quitó a martillazos la placa de Largo Caballero que presidía la Plaza de Chamberí.
El consistorio, con PP y Ciudadanos a la cabeza, llevó a cabo esta propuesta de Vox sin que, según denunció la oposición, se siguieran los trámites necesarios para hacerlo, razón por la que Más Madrid y PSOE lo llevarán a los tribunales. A pesar de lo sucedido en esta ocasión y en octubre, no es la primera vez que los monumentos citados han sido atacados.
Ya en marzo 2005, con José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno, las estatuas volvieron a aparecer destrozadas. La de Largo Caballero, pintada de amarillo y rojo y con consignas a favor de Franco; la de Indalecio Prieto, con insultos y amenazas contra Rodríguez Zapatero. Unos hechos vandálicos que, como el pasado mes de octubre, no tardaron en ser reparados por dirigentes políticos y ciudadanos de Madrid.