El Partido Popular mantiene una relación un tanto 'confusa' con el movimiento LGTBI; también el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Así se desprende de las recientes críticas del colectivo, que vienen a raíz del polémico cartel elegido por el consistorio madrileño para promocionar el Orgullo de este año. Unas críticas que el dirigente popular se ha tomado a lo personal, llegando expresar una gran falacia sobre el movimiento: que el PP fue el que dio el primer paso para que el Orgullo LGTBI fuera una realidad en la capital de España.
En unas declaraciones de este lunes, Almeida ha asegurado que "el Orgullo nace con José María Álvarez Manzano y crece con Gallardón". Además, no ha dudado en afirmar que "el World Pride Gay lo trae Ana Botella a la ciudad de Madrid"; unas declaraciones verdaderamente sorprendentes, ya que desde hace años dejó de llamarse World Pride Gay para ser el World Pride LGTBI, y así incluir a todas las personas pertenecientes al colectivo.
En contraposición, Almeida no ha perdido la oportunidad de atacar, por esta misma cuestión, a la izquierda: "Cada vez que llega el Orgullo, que se celebra con total normalidad, tiene que montar el pollo. Lo lleva haciendo los cinco años que llevo de alcalde. Tienen que decir que soy homófobo, que esto va a ser un apocalipsis de la homofobia. No estoy ni con los que quieren mandar el Orgullo a la Casa de Campo ni con los que patrimonializan el Orgullo como si fuera una cuestión exclusivamente suya y de tinte ideológico".
¿Es verdad que la celebración del Orgullo LGTBI en Madrid fue y es gracias al Partido Popular? ¿Son estas declaraciones simplemente medallas que se cuelga el alcalde para ocultar sus intentos de "querer devolver al armario y a la oscuridad"al colectivo? La realidad es que ni el Orgullo nació gracias a José María Álvarez Manzano ni Ana Botella fue la abanderada del movimiento. Es más, no solo no facilitaron el camino para romper las cadenas de la opresión, sino que probablemente ha sido la formación política que más trabas ha puesto a la celebración. Solo hay que recordar que la medida estrella del PP fue recurrir al Tribunal Constitucional el matrimonio igualitario.
El Orgullo no nació gracias a Manzano
Decir que el Orgullo nació con José María Álvarez Manzano es querer apropiarse de un hito que tuvo sus primeros pasos en 1978. El 25 de junio de ese año, unas 7.000 personas participaron en la que sería y es considerada como la primera manifestación del Orgullo que se celebró en Madrid, la cual fue convocada por el Frente de Liberación Homosexual de Castilla (FLHOC). El alcalde del PP al que hace alusión Almeida no llegó al mandato hasta el año 1991, por lo que es más que evidente que fue el propio colectivo el responsable único de poner en marcha el Orgullo LGTBI tal y como lo conocemos en la actualidad.
Aunque la historia no se queda en el 1978. Durante los años 80, la comunidad LGBT (no todas las identidades y orientaciones estaban incluidas en aquel momento en las siglas del colectivo) se fue instalando en el barrio de Chueca, siendo el epicentro de la fiesta y de la reivindicación. El propio barrio fue el fuerte del colectivo: allí se celebraron las primeras manifestaciones por los derechos LGBT, naciendo las celebraciones del Orgullo de Madrid a mediados de la década de los 80.
No es hasta el año 1997, encontrándose el Partido Popular al frente de la ciudad, cuando unas pocas carrozas participan por primera vez en el Orgullo. Sin embargo, la implicación directa del partido fue nula, y todo fue trabajo único y exclusivo del colectivo LGTBI.
El Orgullo no creció con Gallardón
A Almeida no le ha temblado el pulso al afirmar que, con el PP de Gallardón, el Colectivo LGTBI creció. El actual alcalde parece haber olvidado por completo la gestión de su antecesor en el cargo. Con Alberto Ruiz-Gallardón al frente de la ciudad durante ocho años, el Ayuntamiento dificultó la celebración de la fiesta, hasta el punto de prohibir en 2011 que se instalará un escenario en la plaza de Chueca.
Fue tal la gravedad del asunto que se puso en marcha una manifestación en contra de la decisión del alcalde y que terminó con el rescate del popular por un coche después de ser perseguido por el grupo de manifestantes durante cerca de 500 metros mientras paseaba a su perro.
El World Pride de 2017 no fue impulsado por Ana Botella
El World Pride de 2017 fue un punto y aparte para el Orgullo LGTBI en Madrid. Un hecho histórico que, para Almeida, es fruto de los esfuerzos de Ana Botella, y no de los colectivos que estuvieron trabajando para traer la fiesta e internacionalizar la capital. El Ayuntamiento de Madrid aportó una ayuda económica que rondaba los dos millones de euros, una cifra prácticamente testimonial, y más teniendo en cuenta que varios informes aseguran que la fiesta de ese año generó 300 millones de euros.
Fue la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) la que realmente logró que el World Prime de 2017 fuera una realidad. Ni Botella ni el PP tuvieron voz ni voto en este hito, y simplemente permitieron que se celebrara el Orgullo. De hecho, la relación de la otrora alcaldesa de Madrid con el colectivo ha sido más bien convulsa.
Sin ir más lejos, en el año 2013, el Gobierno municipal de la dirigente del PP notificó a los organizadores del Orgullo sanciones por un importe total de casi 160.000 euros por superar los niveles máximos de ruido permitidos, con un total de 15 infracciones en distintos grados.
Las propias organizaciones convocantes de las fiestas del Orgullo, como AEGAL, COGAM o FELGTB, denunciaron a lo largo de ese año que el Partido Popular intentó "boicotear" esas celebraciones para "minimizar al máximo" la incidencia y la visibilidad de los eventos programados.
Almeida y su 'censura' al Orgullo
A la vista de estos hechos, resulta complicado observar las facilidades que, según Almeida, el PP habría generado para la celebración del Orgullo en Madrid en años anteriores. Pero ¿qué pasa con el actual alcalde de Madrid? ¿Ha estado más implicado en la defensa de los derechos LGTBI y la reivindicación del Orgullo? Su gestión habla por sí sola: nada más entrar al Ayuntamiento de Madrid, la campaña institucional del Orgullo que se puso en marcha en el 2019 sufrió serias dificultades para desarrollarse. Dicho año, los carteles que se colgaron en las farolas de la capital iban acompañados con un mensaje dedicado a los activistas mayores del movimiento a modo de homenaje. Una iniciativa que no se hizo realidad por decisión de Almeida.
Rita Maestre, portavoz del grupo Más Madrid, aseguró en aquel momento que se había comenzado una campaña para "censurar" al movimiento: "El gobierno del Partido Popular, de Ciudadanos y de Vox ha comenzado el Orgullo censurando la campaña institucional que estaba pensada y trabajada desde hace tiempo. A mí me parece que es una indecencia censurar los mensajes que hacen referencia, precisamente, a la trayectoria de esas personas, y a la memoria de esas personas que son las que nos han hecho disfrutar de derechos que hace 30 años eran impensables".
Y desde que el popular fue nombrado alcalde de Madrid, todos los años ha habido algún tipo de polémica que giraba en torno a él y el Orgullo. Por ejemplo, en el 2021 el consistorio madrileño planteó que la imagen de la fiesta tuviera un rediseño utilizando unos colores que se alejaban de la bandera arcoíris, símbolo del colectivo LGBTI. Esto fue recibido como un claro boicot por parte del PP.
Ya en 2023, el Ayuntamiento de Madrid capitaneado por Almeida usó un cartel para promocionar el Orgullo LGTBI cuyo eslogan era "Muestra tu Orgullo" y una fotografía con tres abanicos, claveles de colores, un corazón y sin ningún rastro de la bandera o el arcoíris habitual. Las asociaciones denunciaron que se estaba tratando de invisibilizar las señas de identidad del colectivo con los diseños de la publicidad institucional.
Tampoco hay que olvidar que Almeida lleva sin colgar la bandera LGTBI desde el año 2019. Ahora, a escasos días de que se celebre el Orgullo LGTBI 2024, el alcalde ha vuelto a ser el centro de atención con unos carteles en los que aparecen condones, copas de alcohol y tacones. Esta es la historia entre el PP y el colectivo LGTBI, una historia con ciertas dosis de manipulación para hacer creer que, gracias a la formación conservadora, el movimiento ha crecido en la capital.