El Gobierno de coalición lleva más de cinco años prometiendo el fin de la ley mordaza y, de momento, aún no lo han llevado a cabo. Este martes, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha anunciado un acuerdo con su socio para derogar la norma, sin embargo desde el PSOE matizan que se trata de "un esqueleto" en el que se comprometen a reiniciar los trámites para su derogación final. Y es que, la última vez que estuvieron a punto de lograrlo, a Esquerra Republicana y a Bildu los cambios les parecieron insuficientes.

Este intento de reformar la ley mordaza se produjo hace ya más de un año, pero no funcionó. Una propuesta impulsada por PNV, que contaba el apoyo del PSOE y Unidas Podemos y que pretendía reformar más de un 60% de la ley, muchos más puntos de los que se han acordado este martes.

Esquerra y Bildu, aunque eran favorables a cambiar la norma, establecieron cuatro enmiendas necesarias para que la propuesta contara con sus votos y que eran imprescindibles para la aprobación de la reforma. Contaban con varias líneas rojas como prohibir el uso de pelotas de goma por las Fuerzas de Seguridad y también poner fin a las devoluciones en caliente.

El día de la votación en la Comisión de Interior, el Gobierno insistía en que ambas propuestas eran "muy similares", por lo que instaron a los dos partidos a abandonar sus enmiendas. El diputado de Unidas Podemos entre 2020 y 2023, Enrique Santiago, aseguró que si la reforma no salía adelante "la responsabilidad va a ser de quien se oponga".

Así, pese a que los grupos favorables al cambio se reunieron in extremis para intentar salvar la situación y lo intentaron hasta "el último momento" como así aseguró el diputado de EH Bildu, Jon Iñarritu, ERC y Bildu se mantuvieron en sus trece, votaron en contra y la reforma no llegó.