Como siempre en Sant Jordi, ha habido libros, rosas rojas, y este año mucho amarillo: a la protesta por los políticos presos y fuera de España se le ha unido también la de la retirada de prendas amarillas en la Copa del Rey.
"Van a haber más rosas amarillas que nunca, no soy independentista pero lo han convertido en un símbolo del sentido común", señala Ada Colau. En Sant Jordi, los independentistas han apelado al color para aunar todas sus denuncias. Torrent, primero con rosa roja, ha acabado por ponerse la amarilla en la solapa y dejar una de ellas en un mural.
Los independentistas piden la dimisión inmediata del ministro de Interior por "perseguir ideas", pero en el Gobierno hablan de respeto: "Si no respetamos es cuando ahondamos más en la división". Se ha convertido en un Sant Jordi donde se ha hablado más de colores y política que de literatura.