El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asistirá a la ceremonia de este años de los Premios Goya, que se celebrará el próximo sábado 25 de enero en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena de Málaga.
Así lo ha anunciado la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, quien ha destacado que Sánchez quiere, así, mostrar un "apoyo explícito a todas las actrices, a todos los actores, y en definitiva a la industria cinematográfica".
Pues esta, ha señalado, "es fundamental para difundir" la cultura española y también "como palanca de crecimiento económico". "Hay que defender, hay que por tanto proteger al cine español, intentar impulsarlo", ha apuntado la portavoz del Gobierno.
Los Goya también contarán con la presencia del ministro de Cultura y Deporte, Jose Manuel Rodríguez Uribes; el ministro de Consumo, Alberto Garzón; la portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas; el presidente de la Junta de Andalucía, José Manuel Moreno; y la directora del ICCA, Beatriz Navas.
Apuesta del Gobierno por la cultura
Una de las grandes apuestas del nuevo Gobierno, recogida en el acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, es el fomento e impulso de la cultura.
En este sentido, el Ejecutivo planea crear un "Pacto de Estado por la Cultura, que proteja e impulse la actividad cultural, que contribuya al desarrollo de las industrias culturales y de la creatividad, que permita al sector aumentar su peso en el PIB, que afiance un modelo sostenible de crecimiento y que apoye la creación joven".
Se creará un Pacto de Estado por la Cultura y se fomentará la igualdad.
Para ello, afirma el acuerdo, se aumentará "de manera progresiva el presupuesto para la Cultura en los Presupuestos Generales del Estado".
Además, el Gobierno "completará el desarrollo del Estatuto del Artista para mejorar las condiciones de nuestros creadores y artistas, mejorando el reconocimiento de las enfermedades profesionales y su protección, los periodos de creación y formación, así como la transición profesional al final de las carreras artísticas".
Por otro lado, el Ejecutivo tiene la intención de crear "una Oficina de Derechos de Autoría para mejorar la gestión de los derechos de autoría y que se encargará de velar por la protección de la propiedad intelectual, teniendo en cuenta el desarrollo del mercado único digital".
Se apoyará la producción de creaciones en las lenguas cooficiales y propias.
Asimimo, apoyará "la producción y visibilidad de las creaciones artísticas y culturales en nuestras distintas lenguas cooficiales y propias, especialmente en las artes cinematográficas. Del mismo modo, vamos a reforzar la comunicación cultural entre las comunidades autónomas".
Por último, el Gobierno impulsará "un Plan de Acción sobre Igualdad en el ámbito cultural para dar visibilidad a las autoras, artistas y creadoras invisibilizadas, eliminar las brechas de género en este ámbito y para fomentar la igualdad desde las distintas manifestaciones culturales".
Los Goya y la política
La primera gala 'politizada' de los Premios Goya fue la de 1998. Esta no contó con la presencia del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, pero sí con las 'manos blancas' del presidente de la Academia, José Luis Borau, que mostraban el rechazo al asesinato del concejal popular Alberto Jiménez Becerril y su esposa por parte de ETA.
Este acto de protesta convertiría los premios en una plataforma en la que habría espacio, también, para las reivindicaciones sociales. Entre ellas, destacó la del 'No a la guerra' de la edición de 2003, a la que se unieron también alusiones al desastre del Prestige.
También la del año siguiente, en la que el documental 'La pelota vasca. La piel contra la piedra', de Julio Medem, generó muchas protestas, al incluir entrevistas a exmiembros de Herri Batasuna y ETA como Arnaldo Otegi.
Cientos de personas se manifestaron frente al Palacio de Congresos contra la banda terrorista, mientras que muchos asistentes a la gala lucieron pegatinas de "Medem sí, ETA no".
Ni Felipe González ni Aznar acudieron nunca a los Goya, creando una 'tradición' de ausencia del presidente del Gobierno que José Luis Rodríguez Zapatero rompería en 2005, siendo el primero en la historia en asistir.
Algo que, por el contrario, no hizo Mariano Rajoy, a cuya falta se sumó la ausencia en 2014 del entonces ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert.