Puigdemont, el deseado
Pepe Álvarez (UGT), "confiado" tras su reunión con Puigdemont para pedir su apoyo a la reducción de la jornada laboral
¿Por qué es importante? El encuentro entre Álvarez y Puigdemont busca impulsar la reducción de la jornada laboral a 37 horas, fortalecer el diálogo social y político, presionar al Gobierno para cumplir acuerdos.
El Secretario General de UGT, Pepe Álvarez, ha viajado hasta Waterloo para reunirse con el líder de Junts, Carles Puigdemont, en un intento de ganar el respaldo de la formación catalana a la propuesta de reducción de la jornada laboral a 37 horas semanales.
Álvarez ha calificado el encuentro como "positivo" y ha destacado que abre nuevas vías de diálogo: "Nos abre puertas para continuar con este proceso de diálogo con Junts y Puigdemont". A pesar de las buenas sensaciones, ha reconocido que aún "queda trabajo por hacer" para alcanzar un acuerdo.
Durante la reunión, además de la jornada laboral, se trataron temas relacionados con la situación política y económica actual, con especial énfasis en el cumplimiento de los presupuestos. Álvarez ha subrayado la importancia de que el Gobierno central cumpla los acuerdos alcanzados previamente: "Hemos hablado, pero hay una cuestión que tiene que acabar de cerrar el actual Gobierno de España: el cumplimiento de los acuerdos a los que llegaron".
Este encuentro llega en un momento de tensión entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y sus socios parlamentarios, con quienes negocia el futuro de los presupuestos generales del Estado. Sin embargo, Álvarez ha expresado cierto optimismo sobre la posibilidad de abrir nuevas perspectivas de negociación: "Parece que se van a abrir perspectivas de negociación".
Desde Esquerra Republicana, su portavoz en el Ayuntamiento de Barcelona, Elisenda Akamany, ha mostrado una postura crítica respecto a la ejecución presupuestaria en Cataluña: "La ejecución presupuestaria en Cataluña es un insulto. No se están cumpliendo los acuerdos. Se trata de compromiso y voluntad política".
El encuentro en Waterloo refuerza la posición de Puigdemont como un interlocutor válido, no solo para facilitar acuerdos con el Gobierno central, sino también como posible mediador entre los sindicatos y la patronal catalana. Los sindicatos esperan que este diálogo pueda traducirse en avances tanto en la reducción de la jornada laboral como en otros temas clave.