La explosión de contagios registrada en Europa con la sexta ola de COVID-19 ha convertido en una pesadilla un crucero en el que viajan cientos de peronas: salieron el 1 de enero de Barcelona y tenían que haber llegado a Malta este jueves, pero un brote de coronavirus ha hecho que estén dando vueltas de puerto en puerto. A algunos los han desembarcado en Marsella o Italia y les han dejado a su suerte. Los españoles con los que ha hablado laSexta denuncian que no han tenido ningún tipo de asistencia médica.
Es el caso, entre otros, de Ester y David, que actualmente se encuentran confinados en Roma: "Antes de embarcar en el crucero, yo era negativa". Tras dos día de viaje se les realizó una prueba a bordo y ahí, según denuncian, empezaron a surgir los casos. "Fue una odisea de 48 horas. Estuvimos en el camarote sin ventilación para que nos trajeran medicamentos y termómetro. No nos querían traer ni comida", ha contado Ester.
Lo mismo les pasó a Nuria y su marido. También dieron positivo en una escala hecha en Marsella, donde llevan toda la semana aislados. "Yo reclamé que me lo enseñasen; pero nada; que me hiceran otro, pero nada. Te tiran aquí y ya está, y qué haces. Nadie te explica y nadie te habla en español", ha criticado Nuria en declaraciones a esta cadena. Así, los afectados españoles denuncian no haber recibido asistencia médica.
"Ninguna atención. Nadie se ha puesto en contacto con nosotros para saber si nos encontrábamos bien o nos encontrábamos mal", ha dicho Nuria, unas palabras muy similares a las de Ester: "No tuve ningún servicio sanitario y nada de información". Según la empresa, 150 personas que dieron positivo desembarcaron en Italia. No obstante, el crucero continuó y el brote de COVID-19 siguió aumentando.
Finalmente, este viernes el buque ha llegado a Palma de Mallorca para aislar a los nuevos positivos y enviar al resto de vuelta a Barcelona, poniendo así fin a este abrupto viaje Según un comunicado de MSC Cruceros el número de casos ha sido limitado. En este sentido, aseguran que su protocolo y sus periódicas pruebas durante el crucero han funcionado: "Es eficaz, ya que nos permite identificar, aislar y atender a las personas y sus contactos cercanos". Mientras, quienes se quedaron por el camino aún no saben cuándo ni cómo volverán a casa.