La última vez que un coche de Fórmula 1 disputó una carrera en sus pistas fue en junio de 2012, hace nueve años. Ahora, el circuito de Valencia solo acoge carreras ilegales y las gradas del público han sido sustituidas por un barrio de chabolas.
La entonces alcaldesa Rita Barberá y el presidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps presentaron el circuito urbano sobre un Ferrari, con un proyecto que incluía zonas verdes y grandes edificios.
Una década después, no hay nada de eso. "Tenemos hierbajos y chabolas", resume un vecino a laSexta. "Una cosa que iba a poner a Valencia en el mapa, nos pone en un vertedero", resume otra.
Ahora medio centenar de migrantes viven en los terrenos del circuito y en precarias condiciones. Los vecinos señalan que no son problemáticos, pero sí que se celebran botellones y carreras ilegales en los alrededores.
Para estas personas en exclusión, el Ayuntamiento está trabajando en alternativas habitacionales. "Necesitan fundamentalmente el acceso a una vivienda y un empleo", asegura la concejala de Bienestar del Ayuntamiento de Valencia, Isa Lozano.