España ha alcanzado un nuevo récord demográfico, situándose en 48,8 millones de habitantes a 1 de julio de 2024, según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este aumento de casi medio millón de personas respecto al año anterior no se debe a un repunte de nacimientos, sino al incremento de la población inmigrante, que sigue siendo la clave del crecimiento poblacional en el país.
En los últimos años, España ha visto cómo el número de nacimientos ha ido en descenso, a medida que las españolas tienen menos hijos. En contraste, desde 2018, los residentes nacidos en el extranjero han aumentado un 43%, siendo este grupo el principal motor de la expansión demográfica. Los países de origen más representados son Colombia, Marruecos y Venezuela.
La llegada de estos nuevos residentes no solo contribuye al crecimiento de la población, sino que también desempeña un papel crucial en el sostenimiento de la economía española. Sectores como la pesca, la hostelería y otros servicios dependen en gran medida de la mano de obra extranjera. Yusef, quien llegó hace unos meses a España con su familia, trabaja en la pesca y cuenta que en su barco, la mayoría de los tripulantes son extranjeros. "Trabajo duro, pero si ganas, no importa", comenta, destacando la importancia de su labor en una industria esencial para el país.
Del mismo modo, Edwin, un colombiano dueño de un restaurante, asegura que la mayoría de los currículums que recibe son de inmigrantes. "Sin ellos, sería difícil mantener el negocio", admite. Gabriela, una joven rumana que estudia para ser policía mientras trabaja en el restaurante, ve en la inmigración una oportunidad para aportar diversidad cultural y enriquecer la sociedad española.
En términos generales, la población extranjera aumentó en 45.128 personas durante el segundo trimestre de 2024, alcanzando un total de 6,63 millones de personas. En contraste, la población nacida en España continúa disminuyendo. Sin embargo, gracias a los procesos de adquisición de nacionalidad, muchos de los nacidos en el extranjero han pasado a ser ciudadanos españoles.
El crecimiento poblacional se distribuyó de manera desigual entre las comunidades autónomas, con Madrid, Comunidad Valenciana y Baleares liderando los incrementos. Solo Castilla y León, Andalucía y Extremadura experimentaron una ligera disminución en su población.
Con el aumento de la población residente, también creció el número de hogares, que se situó en 19,37 millones a mitad de año. En un contexto de envejecimiento poblacional y baja natalidad, la inmigración se perfila como un factor esencial para sostener el sistema de pensiones y garantizar la vitalidad de diversos sectores económicos en España.