El torreón del Palacio del Infantado, de titularidad pública y museo provincial de Guadalajara, albergará en pocos meses un piso para uso privado de Íñigo de Arteaga y Martín, 19º duque del Infantado. Se trata de un dúplex de 341 metros cuadrados que contará con un salón de 104 metros, dos habitaciones, cocina, baño, aseo y altillo.
¿El precio de construcción? Casi medio millón de euros en total que saldrá de los fondos del Ministerio de Educación y Cultura. Es decir, de nuestros bolsillos. "Afecta a un edificio que es público y se está priorizando a un capricho privado", critica Manuel Granado, Presidente de la Asociación de Guías Turísticos.
Los jardines del palacio son las vistas que el duque del Infantado va a tener desde el piso que el Ministerio de Cultura va a construir en respuesta a una sentencia judicial. Se trata del dictamen que ratifica una cláusula en el acuerdo de cesión del palacio que lo único que especifica es que el duque podrá disponer de unas estancias para ser habitadas de forma ocasional.
"Es verdad que no se especifica absolutamente nada de cómo tienen que ser las dimensiones ni dónde tienen que estar incluidas. Ni siquiera el presupuesto que tiene que invertirse. Es el Ministerio el que lo decide de manera unilateral", ha considerado Rafael Esteban, Diputado en las Cortes de Castilla La Mancha por el PSOE.
Fuentes del Ministerio han declarado a laSexta que se limitan a dar cumplimiento a esa resolución judicial de 2009 y al acuerdo de ejecución alcanzado con el Duque en 2016. "No se va a limitar a cumplir la sentencia, le va a poner alfombra roja al duque del Infantado. Además, estamos hablando de un acuerdo del año 60, de otra época, de otro régimen", denuncia Susana Martinez, concejala de 'Ahora Guadalajara'.
Sin embargo, en el palacio existen actualmente dos viviendas que podrían cumplir con la sentencia. En una de ellas vivió Blanca Calvo cuando albergaba el edificio como directora de la Biblioteca de Estado en Guadalajara: "Con un poco de lavado de cara, y sin esa inversión, le valía perfectamente y más que de sobra, porque son grandes". Una situación legal pero anacrónica en pleno siglo XXI.