Agasajado por Felipe VI en el palacio de la Zarzuela: así ha sido recibido el príncipe Salman cuya visita a España se centra en cerrar un acuerdo de 2.000 millones de euros por la venta de cinco corbetas españolas al ejército saudí. Un negocio que en el Congreso fascina y consterna a la vez.
Para Alberto Garzón, esto es "gravísimo", ya que supondría "que España fuera cómplice de las muertes en Yemen". Sin embargo, desde Ciudadanos, Miguel Gutiérrez defiende "potenciar la industria española, sea la que sea".
Las ONG se oponen al acuerdo con Arabia Saudí y aseguran que violaría el tratado sobre el comercio de armas. "Se debe buscar negocio, pero no a costa de una población con hambruna", señala Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España. Mientras, Rafael Hernando le responde que "las ONG deberían pensar más en el empleo, porque de ese empleo salen los impuestos con los que se subvencionan muchas de ellas".
Al contrario de países como Alemania, Suecia o Bélgica, España no tiene reparos en vender armas a los saudíes. La necesidad de empleo parece imponerse al dilema ético, sobre todo en los astilleros. "No hay objetores de conciencia porque eso es lo que nos da de comer", afirma Jesús Peralta, del comité de empresa de Navantia S. Fernando.