Carles Puigdemont reprocha que el catalán no será reconocido como lengua oficial de la Unión Europea durante la presidencia española del Consejo, algo que considera un "hecho incontrovertible" y que, denuncia, supone "un incumplimiento" de lo prometido.
"Sí, es un incumplimiento de lo que se nos había dicho que sería posible", ha aseverado el expresident catalán este martes, advirtiendo no obstante de que "la oficialidad del catalán continúa en la agenda" y es una exigencia con recorrido a la que no piensan renunciar.
En un largo mensaje en 'X' (antes Twitter), el dirigente de Junts identifica además "dos principales obstáculos" en el camino hacia la oficialidad de la lengua catalana en las instituciones comunitarias: en primer lugar, afirma que "el Estado español ha tenido que deshacer en poco tiempo una estrategia de bloqueo que venía de lejos y de muchos gobiernos, tanto del PP como del PSOE".
"No lo han hecho por convicción", incide, señalando que tampoco lo hacen con ley de amnistía, y afeando que "no parece que la estructura política y técnica de la representación permanente ante la UE haya desbordado entusiasmo por promover una iniciativa que formalmente era del Estado español pero que todos sabían que formaba parte de una concesión a Junts".
Aun así, dice valorar positivamente que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, explicara las razones por las que el catalán debería ser oficial en la UE "de forma coherente" con sus argumentos. Un hecho que califica como "inédito y positivo, pero insuficiente".
El segundo obstáculo, de acuerdo con Puigdemont, es el Partido Popular, al que acusa de intentar hacer "descarrilar" desde "el primer día" una propuesta que formaba parte de los acuerdos para facilitar un Gobierno de PSOE y Sumar. "Han españolizado la política europea más allá de lo que podían permitirse", asevera.
No renuncia al objetivo
Sin embargo, Puigdemont sostiene que las opciones de lograr la oficialidad del catalán en la UE no han desaparecido: "El camino iniciado es irreversible, aunque pida más tiempo", defiende el expresidente, que apuesta por utilizar "más herramientas y recursos" para lograr este objetivo, "hasta las últimas consecuencias" y, si es necesario, litigando en el Tribunal de Justicia de la UE.
"Hay informes jurídicos independientes y de una gran solvencia que desmienten rotundamente la posición de los servicios jurídicos del Consejo", argumenta Puigdemont, que advierte de que los próximos meses "deben servir para que España haga el trabajo pendiente y plante cara a quienes la desafían, si quiere ser creíble en su reclamación para que el catalán sea lengua oficial de la UE".
"No tiene ninguna justificación de que una lengua autóctona hablada por millones de ciudadanos europeos no sea oficial. Ninguna. Y esto, pese a la demora, ya lo saben la mayoría de los países de la Unión. Por no decir todos", concluye.