En su primer discurso tras la filtración de los mensajes en los que se mostraba abatido, Puigdemont habla de resistencia: "Os animo a continuar. No desfalleceremos, yo no desfalleceré. Sé que hay dificultades pero ya las ha habido en el pasado y las hemos superado juntos".
ERC mantiene la posibilidad que planteó Junqueras de investir a Puigdemont y combinar una presidencia simbólica con otra efectiva: "Un presidente absolutamente legítimo en Bruselas, con un trabajo internacional muy importante como se ha demostrado y después un Govern ejecutivo que gobierne" defiende Rufián.
Al delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, esta opción le parece ridícula: "¿Presidencia simbólica?, es una broma, ¿no? ¿Alguien se piensa que vamos a reírle las gracias a alguien en este sentido?". La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, insiste en que no es factible una investidura en la distancia: "Puigdemont si no está en Cataluña no es el mejor candidato para la presidencia si no está en Cataluña".
Ernest Maragall recuerda las consecuencias penales que conllevaría apostar por Puigdemont: "¿Cuántos prisioneros vale un no presidente? Ninguno". Meritxell Batet, del PSC, emplaza a los independentistas a regresar al marco legal: "El problema de fondo es si los independentistas van a respetar la ley o no".
Ciudadanos urge pasar página cuanto antes: "Que alguien de los suyos le diga a Puigdemont que es pasado y que ha entrado en una situación de game over". Piden no alargar más la agonía, dicen, del procés.