María Barriopedro ha recibido finalmente los restos de su hermano Jesús, asesinado y fusilado por las tropas franquistas en 1940, una vez acabada la guerra, cuando apenas acababa de entrar en la veintena. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica realizó en octubre de 2020 las labores de exhumación pertinentes en la fosa número 3 del cementerio de Guadalajara. Allí dieron con los restos de la víctima junto a una serie de objetos: varios botones, trazas de cinturón y una placa de plástico con las iniciales 'J.B.' marcadas en ella. Aunque aquel distintivo ya daba pistas de que podía tratarse de Jesús, hizo falta una prueba de ADN, cruzada con una muestra de su hermana, para confirmar su identificación.
Ahora, cinco meses después, por fin se ha podido celebrar la entrega de los restos de Jesús y los objetos rescatados durante la exhumación. El acto se ha celebrado con discreción a la entrada del cementerio de Cabanillas del Campo, y en él ha estado presente una emocionada María, de 95 años, que ha salido por primera vez desde el confinamiento derivado de la pandemia de coronavirus para sepultar a su hermano en la tumba familiar de los Barriopedro: "Si su hermano Antonio, con el que lo vamos a enterrar, pudiera levantar la cabeza y ver que sus restos estaban juntos no soportaría la emoción".
Es el resultado de la búsqueda e identificación de otra víctima del régimen fascista que no ha resultado fácil. Si bien los libros oficiales del registro del cementerio de Guadalajara indicaban que el cuerpo se hallaba en la fosa número 2, las primeras pruebas científicas confirmaron que Jesús no se encontraba allí, sino en la fosa número 3, donde fue arrojado junto a otros dos hombres. Un caso parecido, según consideran desde la ARMH, al de Timoteo Mendieta; caso que, por otro lado, ha ayudado mucho en esta historia de reparación de la memoria. Así lo cree Violeta, sobrina nieta de María que ha estado luchando por la recuperación de los restos de Jesús desde que conoció los hechos. "Ascensión Mendieta lo puso muy fácil. Todo fue gracias a ella", cuenta a laSexta.
Porque sí, fue Ascensión, incansable luchadora por la memoria histórica española, la mujer que abrió el camino a las exhumaciones de las víctimas de la represión franquista en el cementerio de Guadalajara en busca de su padre. Una búsqueda que finalizó en mayo de 2017-dos años antes de que falleciera Ascensión- al descubrirse que Timoteo, al contrario de lo que indicaba el libro de registro, no se encontraba en la fosa número 2, sino en la número 1. Y a este camino ha querido sumarse también María, que en camino a los 96 años sólo tiene otro deseo más: "Ahora sólo falta que puedan aparecer los restos de mi padre, al que también asesinaron después de mi hermano y nunca pudimos recuperarlos". Porque la de los Barriopedro no fue ni mucho menos una vida fácil.
Una familia marcada por el franquismo
"Ha sido una tragedia familiar para varias generaciones", lamenta Violeta, que reconoce que todo este proceso ha resultado ser "una montaña rusa" de emociones para María: "Hay momentos en los que se acuerda de su hermano y llora amargamente, y otras en las que esté contenta por haberlo recuperado, pero muy triste porque no quería verlo así. Hubiera preferido verlo con sus hijos, su mujer, sus nietos...". Jesús, como otros tantos 'desafectos' al régimen franquista, se ocultó al finalizar la guerra. Entonces tenía solo 23 años, pero ya había vivido los horrores que ofreció la contienda.
En aquel momento, vivía en Valencia. "Fascistas de su pueblo fueron a buscarle, y al no encontrarlo encarcelaron a su madre para presionarle", explica el colectivo memorialista. Cuando Jesús se enteró de lo sucedido, se entregó. El régimen lo asesinó el 24 de febrero de 1940, arrojando su cadáver a la fosa común del cementerio de Guadalajara. Pero la tragedia de la familia no acabó ahí. Tras la muerte de Jesús, mataron a su padre, y su madre no fue puesta en libertad. Estuvo detenida durante 12 años, detallan, y posteriormente fue desterrada en Valencia otros tres. Y María, que por entonces contaba con tan solo 14 años, fue detenida durante unas horas "en las que simularon que también la iban a matar". Tras raparle el pelo y rociarle el cuerpo con aceite, la dejaron libre.
"Casi todos tuvieron que huir a Francia", relata Violeta, dando pie a otro suceso similar que vivió su familia: "También se mataron dos hijos de una de las hermanas de mi abuelo volviendo a Francia de España. No pudo ir a reconocer los cadáveres porque, si pasaban la frontera, los detenían. Tuvieron que ir mi abuelo y su hija pequeña". No obstante, afirma sentirse "orgullosa" de cómo ha salido su familia adelante, y celebra haber podido colaborar en la dignificación de la memoria de Jesús; una historia que, según confiesa, la dejó en "shock" desde el principio: "En mi familia jamás se ha hablado de eso, y mi abuelo nunca ha contado nada. Cada vez que le preguntaban por qué había estado en la cárcel contestaba una cosa nueva, o decía: 'Mejor no lo sepas'".
Curiosamente, Violeta pudo comenzar esta búsqueda a partir de una foto en redes sociales: "Hace casi seis años, un amigo me etiquetó en una foto y me dijo: 'Oye, Violeta, que buscan a los familiares de un señor que tiene los mismos apellidos que tú'. Fue cuando estaban buscando a Timoteo Mendieta, y la ARMH estaba haciendo un llamamiento en redes sociales buscando a los familiares de las otras personas que podían estar en esa fosa número 2". Recuerda violeta que cuando vio los apellidos pensó inmediatamente que esa persona debía tener algún parentesco con su abuelo: "Me puse en contacto inmediato con la ARMH y acto seguido empecé a buscar respuestas porque yo no sabía nada de nada". Sí lo sabían sus familiares.
Tenían terror, lo pasaron muy mal, y fue una forma de proteger a las nuevas generaciones"
"Mi tía abuela y mi abuelo habían ido a la prisión de Guadalajara a visitarle (a Jesús) siendo pequeños, y vieron que salió en un camión hasta la tapia del cementerio donde lo fusilaron. Sabían más o menos el lugar donde había caído, pero nadie decía nada". Violeta cree que no habían hablado hasta la fecha por miedo: "Tenían terror, lo pasaron muy mal. Fue una forma de proteger a las nuevas generaciones". Por ello, cuando conoció el hallazgo de la asociación, dudó por unos instantes en contárselo a María: "Primero llamé a sus hijas, pero no sabía si llamarla a ella. No sabía si le iba a dar un disgusto o iba a estar aliviada. Al final, la llamé y se lo conté, y se puso a llorar como una magdalena". Violeta, historiadora y profesora, también advirtió de esta historia a sus alumnos, y "alucinó" con la reacción: "Les llamaba la atención, pero no conocen nada. Algunos empezaron a bajar al cementerio con sus padres a colaborar en la exhumación".
Ahora, el objetivo de Violeta se centra en encontrar al padre de María, un proceso que prevé será más difícil que el de Jesús. La familia sabe que sus restos también fueron arrojados al cementerio de Guadalajara, pero no en la misma zona que la otra víctima, sino en la fosa católica: "Cuando se amplió el cementerio, se quitaron todos los huesos sin pedir permiso a nadie. Se echaron en el osario, y vete tú a buscar allí los huesos mezclados". No obstante, cree que hay esperanza: "Podría suceder que, al igual que con mi tío abuelo Jesús, que dijeron que estaba en la fosa 2 y al final estaba en la 3, a lo mejor esté en otra fosa que no haya sido exhumada previamente. Es una posibilidad remota, pero ¿y si...?".
Violeta ya ha asegurado en laSexta que descartan solicitar al Gobierno la indemnización correspondiente a la dignificación de Jesús. No obstante, tras agradecer la labor de grupos como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ha reclamado al Gobierno que se "moje" más: "Pedimos que se involucre más para cerrar las heridas de las familias, que se destinen fondos, que la Ley de Memoria Histórica tenga de verdad contenido y sirva para algo. Porque estamos en una democracia en la que siguen perdiendo los de siempre". Por su parte, la ARMH ya ha anunciado su intención de seguir trabajando en la exhumación de los restos de represaliados de la dictadura en los próximos meses en el cementerio de Guadalajara, un proyecto que podría reiniciarse en octubre de este 2021.