Lograr ser investido como president no ha sido una tarea nada fácil para Salvador Illa. No obstante, los retos que tiene por delante tampoco antojan una legislatura amena para su nuevo Govern, que ha tomado posesión este lunes en el Palau de la Generalitat. Todos ellos vienen recogidos en el pacto de gobierno que cerró con ERC para poder sacar esa votación adelante, siendo el de la financiación autonómica el punto más controvertido.

Entre sonadas críticas incluso por parte de miembros de peso en el PSOE, Illa tendrá que hacer encajar la promesa hecha a ERC de lograr un sistema de financiación propio para la región en su camino hacia la plena soberanía fiscal. Dentro del pacto está también la resolución del conflicto político en Cataluña, para lo que se deberá crear una Convención Nacional para la resolución del mismo, que también monitorizará la aplicación de la ley de amnistía.

El turismo masivo también es un problema que afecta notablemente a la comunidad autónoma, especialmente a Barcelona. Para ello, Illa ha anunciado la construcción de 50.000 pisos protegidos y su intención de regular el turismo masivo, con la aplicación de una tasa turística entre alguna de las medidas.

La mejora de los servicios públicos se encuentra entre los objetivos marcados, punto en el que se incluye un pacto nacional por la lengua que impulse al catalán. En este punto se dedica especial énfasis a los malos resultados académicos que tiene la región, el establecimiento del objetivo del 7% del PIB en Sanidad o reforzar la inversión en transportes.

Por último, Illa deberá hacer frente al reto del agua, una sequía que asola Cataluña en los últimos años. Aquí, el objetivo será redoblar la capacidad de potabilización del agua, medidas con las que Salvador Illa arranca un ciclo político que se avecina muy cargado en su Ejecutivo.