En taxi hasta la puerta y sin contestar a la prensa. Así ha llegado Rita Barberá al Tribunal Supremo para declarar voluntariamente por blanqueo. Tras poco más de una hora salía muy seria y también sin responder a la avalancha de periodistas que le esperaban.
Dentro sólo ha contestado a Conde Pumpido y al fiscal para mantener su versión, que donó 1.000 euros al partido pero no recuerda quien se los pidió y nunca se los devolvieron.
No sabe si el partido tenía dos cuentas corrientes, dice que ella se limitaba a conseguir votos y no controlaba la financiación del partido.
Barberá señala a Alfonso Novo y a Grau como los responsables de los ingresos de la campaña de 2015. Pero la conversación telefónica entre la concejal de Cultura y su hijo pone el foco en Barberá.
Cuando el Supremo empezó a investigarla abandonó el grupo popular en el Senado pero se ha quedado aforada en el Grupo Mixto, donde continúa cobrando casi 7.000 al mes.
Además en la apertura de la legislatura estuvo con sus compañeros del PP e incluso compartieron bancada.