España comienza a ver la luz al final del extenso túnel que ha supuesto esta crisis sanitaria derivada de la pandemia de coronavirus. Los datos sobre la evolución epidemiológica y el ritmo de vacunación en nuestro país han permitido al Ministerio de Sanidad ponerse ya a trabajar en la idea de liberar a la población de la mascarilla en espacios abiertos. El asunto avanza aparentemente a buen paso, aun con sus márgenes y dudas, pues ya se están barajando incluso varias fechas en las que podría hacerse efectivo este plan, que ya no parece tan lejano: entre principios de julio y mediados de agosto.
La ministra Carolina Darias ya ha anunciado que su cartera está estudiando esta cuestión con las Comunidades Autónomas, advirtiendo de que será el Consejo Interterritorial -a partir de informes de expertos- el órgano que tome esta decisión. Según ha podido saber laSexta este miércoles, sobre la mesa hay de momento una condición indispensable para que la mascarilla deje de ser obligatoria en exteriores: que se alcance, al menos, un 50% de la población vacunada, aunque Sanidad parece inclinarse ahora mismo por llegar al 70% para dar pie a este escenario.
El Ministerio no fija ese porcentaje al azar: será cuando la población española alcance la inmunidad de rebaño frente a la COVID-19. Pero ¿se puede hablar de plazos exactos para despedirnos de la mascarilla? Para sacar un cálculo aproximado hay que observar cómo se está desarrollando el proceso de vacunación en España. Porque si bien se ha cogido velocidad en las últimas semanas, quizá no la suficiente como para cumplir con los tiempos que manifestó recientemente Pedro Sánchez. El líder del Ejecutivo apuntó este lunes que nuestro país estaba "a 100 días -ahora a 97- de lograr la inmunidad de grupo", lo que sitúa ese ansiado escenario en el 18 de agosto.
Haciendo caso a la afirmación de Sánchez y con los datos en la mano, se obtienen varias fechas que se concentran entre la mitad y el final del verano. Si se cumple el calendario previsto por el Gobierno y aumenta el ritmo de vacunación, se llegaría a ese 50% de la población inmunizada contemplado en el Consejo Interterritorial alrededor de la primera semana de julio. En concreto, podría cumplirse el objetivo el día 7, San Fermín. Si se excluye de esta ecuación a los menores de edad porque no están siendo vacunados, algo más de 20 millones de españoles deberían haber recibido la pauta para esa fecha.
Atendiendo al otro extremo de la horquilla -ese 70% que prefiere el Ministerio de Sanidad- y se tienen en cuenta las mismas variables, de cara al 18 de agosto, fecha 'oficial' para lograr la inmunidad de rebaño, deberían estar vacunadas más de 28 millones de personas en nuestro país. Por resumir las cuentas y los planteamientos, se puede decir que el Gobierno central y las autonomías debaten la posibilidad de ir por la calle sin mascarilla una vez se haya inmunizado a más de 20 millones de personas (previsto para el 7 de julio) o a más de 28 millones (previsto para el 18 de agosto). Hasta este miércoles, en España 6.502.978 personas han recibido ya la pauta completa (el 16,2%) y se calcula que un 40% tiene ya una inmunidad del 70%.
Para llegar a los escenarios previstos se deben poner 420.000 dosis al día de media; estamos en 320.000
No obstante, lo cierto es que para llegar a los objetivos marcados sería necesario acelerar un tanto el ritmo de vacunación actual. Ahora mismo, las cifras y los plazos no cuadran: pese a que hay días en los que se alcanzan récords con más de 500.000 dosis administradas, hay otros en los que no se llega ni a 300.000. Este mismo miércoles se han administrado 461.154 dosis, pero atendiendo al número de soluciones inyectadas diariamente en las últimas diez jornadas sale una media de 320.000 al día. Para llegar a las fechas fijadas por el Gobierno se tendrían que administrar 420.000 al día de media, unas 100.000 más; en porcentaje, un 25% por encima de lo que se está vacunando ahora si se quiere llegar al 70% de la población inmunizada el 18 de agosto.
En contraposición, si el ritmo no acelera y se mantiene el proceso como se ha aplicado hasta la fecha -a esto hay que sumar, entre otros factores, que se reciban más vacunas y en los plazos previstos-, llegar a esa inmunidad de grupo llevaría un mes más. Es decir, nos iríamos a septiembre. En cualquier caso, el ritmo de vacunación en España, al margen de previsiones y coyunturas hipotéticas, no va mal encaminado. Desde el comienzo del proceso, en nuestro país se han inoculado 20.623.815 dosis (14,2 millones de Pfizer, 1,4 millones de Moderna, 4,7 millones de AstraZeneca y 197.511 de Janssen) de las más de 23 millones que ya han sido entregadas. Una cifra que se entiende aún mejor si se compara con los datos de los países vecinos.
España frente al resto de Europa
España se sitúa en la parte alta de la tabla de vacunación de los países de la Unión Europea en varios grupos. Aquí ya se ha completado la aplicación de la primera dosis en mayores de 80 años, y solo Irlanda o Dinamarca nos igualan. Nuestro país se sitúa en la octava posición de la lista en la administración de dosis al grupo con edades comprendidas entre los 70 y 79 años (el 92%), estando muy por encima de estados como Francia, Grecia o Italia. En lo relativo a la administración de la primera dosis en personas de entre 60 y 69 años, España ocupa el sexto lugar (el 74%), también con mucha diferencia respecto a Francia y Portugal (58% cada uno); Grecia (48%) o Italia (46%).
No obstante, pasamos a estar en la cola de dicha tabla en la inyección al colectivo con edades comprendidas entre los 50 y 59 años: en el puesto 21 (el 16%). Pero esto tiene su sentido: la vacunación masiva no ha llegado aún a este grupo en nuestro país, salvo en casos de trabajadores esenciales o grandes dependientes, porque hemos apostado por vacunar primero a los más mayores ante el COVID-19, a los más vulnerables (el 95% de los fallecidos en pandemia tenía en nuestro país más de 60 años). Sucede lo mismo en el grupo de 25 a 49 años (España ocupa el puesto 12 con el 12%) y en el de 18 a 24 años (puesto 16 con el 6%). Por supuesto, estas cifras no responden únicamente al ritmo, pues los países han adoptado criterios diferentes en función de sus preferencias.
Lo que sí puede verse ya es cómo se están adaptando a la llamada 'nueva normalidad' los países que han alcanzado por una u otra razón altos grados de inmunización en su población. Es el caso de Reino Unido, que cuenta con más de la mitad de sus habitantes vacunados y cifras de fallecidos cercanas a cero. Allí se han vuelto a permitir reuniones de hasta 30 personas, libre movilidad para viajar y eventos masivos con hasta 10.000 espectadores, así como la reapertura de numerosos negocios y comercios. También en Israel, donde cerca de seis millones de ciudadanos -de una población de unos nueve millones- han recibido por lo menos una dosis de la vacuna, y en torno al 53% está inoculado con ambas inyecciones, lo que ha llevado al país a prescindir de la mascarilla en espacios abiertos y a olvidar grandes medidas restrictivas.