De su casa, Rosalía Iglesias ha asegurado durante su declaración saberlo todo, pero más allá de eso, al parecer se enteraba de poca cosa. Y de temas profesionales, nada de nada, porque su marido "nunca ha hablado de temas de trabajo" con ella. Para ella, "afortunadamente" es así.
Una vida llena que para ella no ha tenido vertiente profesional por una razón: "Para poder tener la vida que me gustaba, al lado de mi marido y llevando mi casa".
Por eso, y dada su fe en él, ella se limitaba a hacer lo que le decía su marido, firmando lo que hubiese que firmar sin fijarse qué era o permitiendo que Bárcenas firmase por ella. Según ha contado, el extesorero tenía una rúbrica para hacerse pasar por ella.
Eso sí, ha querido dejar claro que no era porque no entiendiese los documentos, porque ella no es "tonta". Simplemente era la voluntad de su marido, que no sólo no cuestionaba, sino que tampoco opinaba.
Por supuesto, según su versión, no tenía ni idea de que su marido tenía cuentas en Suiza y desconocía la contabilidad B del PP que llevaba su marido.