El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inicia este jueves una gira por varios países europeos con la que pretende abanderar un proceso que impulse el reconocimiento de Palestina como Estado. Sánchez comienza esta gira después de sus viajes en los últimos meses a Oriente Próximo (Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Irak, Palestina, Jordania, Arabia Saudí y Catar) y su primera parada será el viernes en Noruega, país que no forma parte de la UE pero que tiene un papel histórico de mediación en el conflicto.
Pero el jefe del Ejecutivo se desplazará este mismo jueves a Polonia para participar en su capital, Varsovia, en una cena convocada por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Se ha organizado en el marco de las conversaciones entre los socios comunitarios para diseñar la nueva agenda estratégica de la UE que debe debatirse en la cumbre de líderes del próximo mes de junio en Bruselas.
A la cena, además de Michel, Sánchez y el primer ministro polaco como país anfitrión, Donald Tusk, asistirán sus homólogos de Grecia, Kyryakos Mitsotakis; Estonia, Kaja Kallas; Finlandia, Petteri Orpo; e Irlanda, Simon Harris. Por tanto, esta parada en la capital polaca es al margen de la gira sobre Oriente Próximo, pero el conflicto de la región será previsiblemente un asunto que se abordará también en esa cena.
Desde Varsovia, Sánchez viajará el viernes a Oslo para reunirse con el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, y ese mismo día se desplazará a Dublín para mantener un encuentro con su homólogo irlandés. La gira continuará la próxima semana en Eslovenia y en Bélgica, en cuya capital habrá reunión del Consejo Europeo el miércoles y jueves, y este será un asunto que salga a colación en el encuentro que mantendrá el lunes en Madrid con el nuevo primer ministro de Portugal, Luís Montenegro.
Los países incluidos en la gira son proclives a las tesis del Gobierno español, y no se ha barajado la posibilidad de que Sánchez se desplace a otros con las posiciones muy alejadas porque fuentes del Ejecutivo subrayan que sólo supondría hacer perder el tiempo.
Noruega tiene un papel destacado de mediación en el conflicto de Oriente Próximo desde que tras negociaciones secretas en Oslo, el 13 de septiembre de 1993 el entonces primer ministro laborista de Israel, Isaac Rabin, y el líder de la OLP, Yaser Arafat, pusieron los primeros cimientos de la paz con la firma en Washington bajo mediación de Bill Clinton de la llamada Declaración de Principios de autonomía para Gaza y Jericó.
Por su parte, Irlanda fue uno de los cuatro países que junto a España, Eslovenia y Malta firmaron el pasado 22 de marzo una declaración en la que mostraron su predisposición a reconocer el Estado de Palestina en el momento que consideren más adecuado. El texto fue firmado por el primer ministro irlandés en ese momento, Leo Varadkar, pero esta semana ha sido sustituido por Simon Harris y se espera que ese compromiso para el reconocimiento de Palestina no se vea alterado.
El presidente del Gobierno mantiene su determinación de que España reconozca a Palestina como Estado antes de julio, y este miércoles, en el debate del pleno del Congreso sobre diversos asuntos de política internacional, afirmó que España está preparada para ello. También reprochó al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que defienda para dar ese paso que lo den también otros países con peso, y Sánchez recalcó que España no debe esperar a que la decisión la tomen otros países.
En ese sentido, las fuentes del Gobierno hacen hincapié en que España tiene peso propio y autonomía para impulsar ese reconocimiento, algo que consideran que es una cuestión de justicia histórica y de respeto a la legalidad internacional y no responde a ningún cálculo electoralista ni se hace en clave de política interna.