Sanidad ha dicho que no a adelantar el toque de queda. Y varias Comunidades Autónomas ya se están pronunciando ante ello, especialmente para remarcar que su rango de actuación, a pesar que el Gobierno diga que es "suficiente", está muy limitado de cara a contener la tercera ola de coronavirus.
Los gobiernos de Andalucía, Castilla y León y Galicia han sido los primeros en responder al Ejecutivo y plantear medidas tras su negación de endurecer las restricciones. Por ejemplo, el vicepresidente de la región castellano-leonesa, Francisco Igea, ha llamado a la población a hacer una "rebelión cívica", y destaca su enfado ante el Gobierno central: "No tiene sentido castigar más sectores económicos. Le pido a Illa que se ponga en la piel de nuestros médicos y enfermeras, que se pongan en su piel viendo la catástrofe humanitaria", espeta.
Este llamamiento también ha sido compartido por el consejero de Salud de Andalucía, Jesús Aguirre, que ha instado a los ciudadanos a crear su propio toque de queda: "Pido, como médico, que de forma voluntaria y solidaria se queden en su casa a partir delas 8 de la tarde", señala. En este sentido, el consejero andaluz también ha mostrado su enfado con el Ejecutivo: "Hice de portavoz de una petición mayoritaria pidiéndole al ministerio un cambio del decreto del estado de alarma. Y nos dijo: quizás, quizás, quizás", expresa.
"Tenemos sorpresa y frustración porque el Gobierno de España no nos permite utilizar herramientas como el toque de queda. No sé cómo calificarlo", ha expresado Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia. Así, como los mandatarios anteriores, se reafirma en su malestar con la postura de Sanidad: "Estamos acostumbrados a que no hagan cosas, pero pedimos que nos dejen hacer", sentencia en un tono duro.
Sin el nuevo estado de alarma, ¿qué pueden hacer las CCAA?
A pesar de que hasta diez Comunidades Autónomas veían el adelanto del toque de queda como algo positivo de cara al control de la pandemia —algunas incluso querían ir más allá, planteando la posibilidad de decretar el confinamiento domiciliario—, el Ejecutivo se ha reafirmado en su posición de dejarlo todo como está.
En esta línea, el Gobierno ha defendido en el Consejo Interterritorial celebrado esta semana la idea de que las herramientas habilitadas en el estado de alarma actual son "suficientes" para superar la tercera ola. Un hecho que ha provocado que algunas Comunidades Autónomas sientan que están atadas de pies y manos: por ejemplo, regiones como Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana ya han cerrado todos los comercios no esenciales y marcado los cierres perimetrales. Es decir, tal y como especifica el propio BOE, apenas pueden aplicar medidas nuevas.
Tomando el caso de estas dos comunidades, una de las normas que se podrían endurecer sería la de reducir el máximo de personas, como ya han hecho en Andalucía o La Rioja, donde se ha pasado de grupos de 6 personas a grupos de 4. También, aquellas regiones que tengan margen en el toque de queda, pueden ampliarlo (por ejemplo, en Madrid es a las 23:00; es decir, podrían adelantarlo una hora).
Francisco Igea ha sido uno de los mandatarios que más ha insistido en esta relativa inacción: "Hemos cerrado hostelería, grandes superficies, gimnasios… son los que concentran los brotes. Hay que limitar actividad, subir el toque de queda o confinar. Pero cerrar una librería no tiene sentido", afirma.
Ante esta situación, otro de los dirigentes que ha mostrado sus reticencias ante la oposición del Gobierno es Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. Sin embargo, esta mañana en una entrevista con TVE ha mostrado una actitud comprensiva con el Ejecutivo: "Lo triste no es bajar o no el toque de queda, debería haber medidas homogéneas en todo el país. Aun así, entiendo la posición del Gobierno, y hemos aprendido sobre la evolución de la pandemia", concluye.
Este mensaje de calma también lo ha mandado otro dirigente socialista; en este caso, Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana: "El gobierno iba a estudiar el toque de queda a partir de las ocho. Aun así, esta medida, por sí misma, no va a solucionar nada. Para ello debe ir acompañado de corresponsabilidad", insiste el president que, como Page, ha intentado calmar el fuego político originado.