La situación epidemiológica de España continúa empeorando, y ya prácticamente nadie, ni administraciones, ni expertos ni los profesionales de la red sanitaria, duda de la implantación y aplicación de nuevas restricciones para evitar -o al menos, limitar- el aumento progresivo de contagios por COVID-19 que lleva registrando nuestro país en las últimas semanas. Especialmente, de cara a un crecimiento notable del riesgo de transmisión ante la proximidad de las fiestas navideñas.
Sin embargo, el escenario es bien distinto al registrado en otras ocasiones en las que se han dado aumentos de casos positivos gracias al éxito de la campaña de vacunación a los efectos de las dosis. Un factor que ahora tiene muy en cuenta el Ministerio de Sanidad para abordar los nuevos cambios que pretende implementar en el documento de 'Actuaciones de respuesta coordinada para el control de la transmisión de COVID-19'. La principal modificación es la revisión al alza de los umbrales de los indicadores de incidencia.
En concreto, en este borrador, que este martes se va a discutir en la Comisión de Salud Pública, se plantea el riesgo bajo de transmisión se sitúe hasta los 100 casos por 100.000 habitantes -hasta ahora, la tasa se sitúa en los 50 casos-. Así, España, que recientemente volvió a situarse en el riesgo medio tras registrar 82 casos por cada 100.000 habitantes este martes, volvería a situarse en el riesgo bajo con esta modificación, y no volvería al riesgo medio hasta superar los 100 casos.
En este sentido, el riesgo alto pasa a alcanzarse una vez superados los 300 casos por cada 100.000 habitantes y el muy alto, alcanzados los 500 casos. El de la incidencia acumulada no ha sido el único indicador usado por Sanidad para analizar la situación epidemiológica de España, pero sí el que más ha destacado para medir el impacto de la pandemia y, en consecuencia, para que las administraciones aplicasen unas u otras medidas con el que frenar las cifras de contagios -por ejemplo, los niveles de presión hospitalaria en planta o en UCI, o las tasas de positividad según la edad o la región-.
Ahora, entre los cambios propuestos en este borrador, además de mantenerse los indicadores de ocupación se añaden otros dos indicadores para medir la situación de los hospitales y que ayudarán a dibujar los niveles de alerta de los territorios: la tasa de nueva hospitalización por COVID y la tasa de nueva hospitalización en UCI en la última semana. En este sentido, las fuentes sanitarias indican que para bajar del nivel de alerta 1 al nivel de 'circulación controlada' -así se refieren a lo anteriormente conocido como 'nueva normalidad'- es necesario que todos los indicadores estén por debajo del valor mínimo.
En este documento también se recoge una modificación de las actuaciones, como la reducción de las indicaciones a interiores de diferentes tipos de instalaciones (desde los establecimientos hosteleros hasta los centros deportivos y bibliotecas), haciendo especial hincapié en el uso de las mascarillas y en recomendaciones generales ya conocidas. Por ejemplo, que en los ámbitos en los que se desarrollen actividades en interior y pueda garantizarse el uso continuado de la mascarilla (cines, auditorios, academias, lugares donde se realicen exámenes, congresos, etc.) no se establecerá reducción de aforos en el nivel de alerta 1.
Si la situación se agrava, se mantendrán aforos del 75% en nivel 2 y del 50% en los niveles 3 y 4, y en este último caso se podrían valorar medidas adicionales, como el cierre de dichos centros. En este sentido, en el borrador también se reclamará prudencia a las administraciones a la hora de ir disminuyendo las recomendaciones y las medidas de control y advierte de que para valorar el riesgo asociado a los distintos eventos se seguirá lo establecido en el documento de 'Recomendaciones para eventos y actividades multitudinarias en el contexto de nueva normalidad por COVID-19 en España'.