A partir de ahora sólo se hará ese test si lo prescribe un médico. Es una nueva medida del Gobierno con la que se quiere terminar con situaciones de abuso, ya que se estaba cobrando por una prueba de coronavirus hasta 10 veces más de lo que suele costar.
Por ello, pagar para hacerse un test en un centro privado ya no será efectivo. Un facultativo tendrá que justificar que el paciente necesita hacerse la prueba.
El motivo, como ha explicado el doctor Francisco Sáez, responsable de Salud Laboral del SEMG, es que "si no hay test no hay para nadie": "No es que no haya test para los que no tienen dinero y sí para los que sí lo tienen".
Con las empresas ocurre exactamente lo mismo: el propietario no podrá testear a sus trabajadores por su cuenta, sino que tendrá que realizar una petición a través del servicio de prevención de riesgos laborales y un médico valorará si es necesario o no. De este modo se evitan despidos, según los expertos en seguridad laboral.
También se ha detectado cómo grandes laboratorios sacaban rédito ofertando sus pruebas al resto de la población a unos precios abusivos.
Además, muchas clínicas, denuncian, están ofreciendo test a través de sus páginas web que son de dudosa calidad. Se teme incluso que los clientes hayan llegado a pagar por diagnósticos fallidos.
Desde ahora todos estos centros estarán controlados por las CC.AA, que se encargarán de su inspección. Ejemplo de ello es que recientemente la Guardia Civil ya ha denunciado a un centro de medicina estética de Valencia por realizar test sin tener la autorización necesaria.