Todo ocurre en pocos segundos. Instantes en los que la agente de los Mossos d'Esquadra teme por su vida, tal y como le explicó a la juez. "Se sacó un cuchillo de la cintura, lo levantó y dijo: 'Alá'. (...)Tuve la percepción de que me iba a matar y de que era un ataque terrorista".
La agente logró echar su silla hacia atrás y repeler así la agresión. "Tuve el tiempo justo de reaccionar. (...) El cuchillo es grande, lo tengo en mente, mide más de dos palmos", añade en su declaración
Después, escapó hacia el pasillo, y Abdelouahab Taib corrió tras ella cuchillo en mano. "Le dije varias veces que dejara el cuchillo. Su actitud era claramente de matar".
En ese momento, la mossa llamó a gritos al sargento, que salió de su despacho, quedando ambos acorralados, según su declaración. Ante esta situación no encuentra otra salida: tiene que disparar. "En ningún momento bajó el arma. (...) Para no perder la vida y que no atacara a otros compañeros, decidí disparar al agresor".
Una decisión aplaudida por el sargento en su declaración como testigo. "Vi peligrar la vida de ambos y, de no haber disparado mi compañera, lo hubiese hecho yo sin ninguna duda. Ella se me adelantó".