Correa pretendía no hablar, de hecho ha empezado su comparecencia asegurando que no respondería a las preguntas y que hablará en el Congreso cuando terminen los juicios pendientes. "Me dan dos Coca-colas y estoy allí 28 horas", ha dicho.
Pero al líder de Gürtel le cuesta sujetarse y ha acabado dando algunos titulares. El más jugoso, el relacionado con Mariano Rajoy. A la pregunta de Chema Guijarro, diputado de Unidos Podemos sobre "¿cuál era el papel del secretario general del PP en la aprobación de gastos de campaña", Correa ha dicho que "él daba el 'ok'". Preguntado de nuevo por lo mismo, Correa ha dicho: "Pienso que sí".
Un dato muy relevante porque eso es precisamente lo que se investiga. Además, ha deslizado que las prácticas ilegales siguieron en Génova después de que sus empresas dejasen de trabajar allí y cree que probablemente falta gente en el banquillo. Especialmente políticos.
Correa se siente desamparado después de tantos años de servicio del PP. Cuando Guijarro le ha preguntado si se siente "mal pagado", él ha respondido: "Mal pagado no; un poco abandonado".
Una declaración con muchas sustancia para tratarse de una persona que no quería hablar.